Arrabalización incontenible

Arrabalización incontenible

Aparte de un crecimiento desordenado, sin planificación alguna, las principales ciudades de nuestro país sufren una especie de involución urbanística. Sectores que otrora fueron ejemplos de tranquilidad y orden han sido tomados por asalto por el caos. La arrabalización se ha convertido en un indetenible destructor de valías y plusvalías inmobiliarias y una seria amenaza para la tranquilidad de los lugareños. Un reportaje del reportero Arismendy Calderón, que publicáramos en la página 13A de nuestra edición de ayer ilustra esta situación, tomando como ejemplo el sector de Gascue, uno de los que resaltaba por su tranquilidad y orden.

Hoy por hoy, los residentes  en Gascue viven bajo el asedio del ruido, la basura, los tarantines de todo tipo y  negocios sin regulaciones ni normas de convivencia. Mucha gente ha optado por vender sus propiedades y mudarse a otro lugar. Algunos han perdido porque la arrabalización, en expansión,  ha desvalorizado sus propiedades. Hace poco escribimos acerca de una situación similar en el entorno de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Otras zonas están en igual situación. Para que nadie se llame a engaño, arrabal no significa necesariamente  pobreza, sino desorden y ruido. Los mayores problemas de este tipo los provoca una economía informal que maneja abundante dinero, pero que es pobre en respeto y orden.

Tomemos el ejemplo de Cuba

Durante esta temporada ciclónica Cuba ha sido repetidamente azotada por tormentas y huracanes de magnitudes  respetables. Sin embargo, a pesar de los grandes destrozos y daños causados, el número global de víctimas humanas ha sido mínimo. Esto seguramente obedece al bien organizado equipo de socorro y la disciplina del pueblo cubano en estas contingencias que escapan del control humano. El paso del huracán Paloma ha sido materialmente desastroso, pero nuevamente quedó a prueba la efectividad del sistema de socorro.

Por estas ocurrencias, nos creemos en el deber de expresar nuestra solidaridad para con el pueblo cubano por los daños y el drama humano que las perturbaciones atmosféricas han provocado. Pero necesariamente tenemos que felicitar a sus equipos de socorro por su capacidad y disciplina. Bien  haríamos los dominicanos con tratar de lograr esas mismas capacidades.

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