BUENOS AIRES. AP. Una batalla épica entre los dos poderes reinantes de Argentina la presidencia y el gigante de la comunicación Grupo Clarín empezó con una caricatura política, en palabras de un director del diario. Cuando el dibujo mostró a Cristina Fernández con una X pegada con cinta adhesiva sobre su boca, la presidenta no tardó en decir que era una amenaza quasi-mafiosa y acusó a generales mediáticos de usar al periódico y canales de televisión para incitar a sus opositores. La presidenta y su esposo, el ex mandatario Néstor Kirchner, le dijeron a Clarín que tenían que ser disciplinados, recordó el director Ricardo Kirschbaum. Ahora, en nombre de la libertad de expresión, Fernández ha propuesto una ley que llevaría a la desintegración del Grupo Clarín, una de las compañías de prensa y televisión por cable más grandes de Latinoamérica. Desde marzo del 2008, cuando fue publicada otra caricatura sobre el aumento de los impuestos a la soya, la pelea entre la presidenta y el conglomerado mediático se ha tornado costosa y vengativa. Clarín ha publicado investigación tras otra acusando a los Kirchner y a funcionarios de su gobierno de enriquecimiento ilegal y abuso de poder.
Los Kirchner, por su parte, han utilizado dinero de los contribuyentes y a funcionarios gubernamentales para atacar a Clarín.
La semana pasada, 200 agentes interrogaron a empleados del grupo.
El registro
10, septiembre, 2009
Más de un centenar de agentes del ente recaudador de impuestos inspeccionaron la redacción del diario Clarín y otras dependencias pertenecientes al grupo, cuyos ejecutivos calificaron al inusual operativo como una intimidación del gobierno. El titular del organismo estatal negó que hubiera ordenado el procedimiento.