WASHINGTON (AFP).- El presidente de Estados Unidos George W. Bush, que se adjudicó la misión de combatir la «tiranía» en el mundo durante su segundo mandato, ha dejado sonar los tambores de guerra contra Irán, cuyo programa nuclear es una de las principales preocupaciones de su administración.

   Pero aunque el tono bélico de las declaraciones de la Casa Blanca se parecen a aquellas lanzadas contra el Irak de Saddam Hussein, algunos expertos se preguntan si realmente Washington está preparado para una prueba de fuerza, o si se trata de una exageración con fines intimidatorios.

   «Yo creo que una acción militar limitada es plausible contra los sitios nucleares de la república islámica. No creo que eso sea probable, pero no podemos descartarlo», estimó Daniel Byman, especialista en Medio Oriente del Instituto Brookings.

   Minutos después de prestar el jueves juramento, el vicepresidente Dick Cheney, volvió a dar rienda suelta a las especulaciones al ubicar a Irán a la cabeza de los países que preocupan a Estados Unidos.

   «Nosotros estamos muy preocupados por Irán porque tiene un programa (nuclear) que estimamos es un programa nuclear avanzado», afirmó Cheney. «Si buscas en el mundo lugares potencialmente peligrosos, Irán está a la cabeza de la lista», indicó Cheney.

   El vicepresidente, que fue uno de los defensores más radicales de la guerra contra Irak, indicó que Washington está a la espera de una solución diplomática que garantice que Irak no buscar desarrollar armas atómicas.

   Cheney no descartó empero una acción armada unilateral de Israel, el más cercano aliado de Estados Unidos en Medio Oriente, en nombre de su seguridad frente a una amenaza nuclear iraní.

   También reafirmó que Washington sigue dispuesta a pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que se defina acerca de eventuales sanciones contra Irán, si fracasan las negociaciones diplomáticas emprendidas por países europeos.

   Según la revista New Yorker, Irán será la próxima etapa de la «guerra contra el terrorismo».

   Bush, al ser consultado sobre este artículo, dio una respuesta que alimenta todos los temores. El presidente dijo que privilegia una solución diplomática, pero que no descarta «ninguna opción».

   El Pentágono tomó distancia de esta información. Afirmó que está «plagada de errores» pero no rechazó formalmente la tesis de que Irán pueda ser el próximo blanco militar de Estados Unidos.

   Un experto en desarme en la Fundación Carnegie, Joseph Cirincione, piensa que no es tan descabellado que Bush y los «halcones» de su entorno se estén preparando para un enfrentamiento con Teherán.

   «Creen que tienen un mandato, que tienen un tiempo limitado para llevarlo a la práctica y que a través de acciones audaces pueden cambiar la historia. Y tienen intención de hacerlo», dijo.

   Si Irán cuenta con el arma nuclear constituiría un revés importante para una administración estadounidense que se ha empeñado en prometer que evitará a cualquier precio que los países acusados de apoyar al terrorismo internacional puedan acceder a las armas de destrucción masiva.