Hoy 
POR ELVIS LIMA
Tres personas fueron apresadas en distintos puntos de la capital, porque supuestamente fueron sorprendidas vendiendo películas pirateadas, tras lo cual la Fiscalía del Distrito Nacional advirtió que continuará los arrestos.
En tanto, los cineastas Angel Muñiz y Alfonso Rodríguez denunciaron ayer que más de 3,000 personas entre jóvenes y adultos ofertan en la capital todo tipo de material fílmico, sin que las autoridades actúen en consecuencia.
El doctor Julio Sabas Encarnación, coordinador de la fiscalía barrial en la Zona Colonial, identificó a los apresados como Elvis García, Antonio D´oleo Acosta y un motorista que servía de mensajero, cuyo nombre no mencionó.
Nosotros seguiremos combatiendo la piratería en todos los escenarios porque así lo ha dispuesto el magistrado José Manuel Hernández Peguero, fiscal del Distrito Nacional, sostuvo.
Asimismo, Sabas Encarnación afirmó que además de los vendedores piratas las autoridades persiguen a los mayoristas y suplidores.
Dijo que en las próximas horas todos los apresados serán sometidos a la justicia bajos cargos de violar la Ley 65-00, sobre derecho de autor.
PERDIDAS MILLONARIAS
De su lado, los cineastas Rodríguez y Muñiz afirmaron que la piratería deja cada mes pérdidas que oscilan entre RD$7 y RD$9 millones.
Atribuyeron el auge de dicha práctica a la falta de voluntad política para enfrentar con éxito el problema, porque según entienden, solo así se justifica el gran número de personas que se dedican al oficio.
En visita a la redacción de Hoy, se lamentaron que da pena ver cómo en las calles se juega con el trabajo profesional de los cineastas dominicanos, poniendo en juego inversión, tiempo y dedicación.
Por eso es que le pedimos al jefe de la Policía que se una a esta lucha y que grave un mensaje en el que instruya a sus agentes apresar estos piratas, a fin de que estos a la hora de patrullar en las calles se sientan comprometidos a actuar, afirmó Muñiz.
Aseguró que durante un recorrido por varios puntos de la ciudad pudo comprobar que existe una dejadez de parte de los policías para actuar, bajo el alegato de que no han recibido órdenes superiores.
Denunció que, incluso, fue amenazado de muerte por uno de los piratas cuando se enteró de que él andaba investigando los puntos de distribución de películas.
