Arresto tardío de Pinochet

Arresto tardío de Pinochet

UBI RIVAS
El general Augusto Pinochet Ugarte, hombre fuerte de Chile cuyo país gobernó por 17 años y medio luego del derrocamiento  y asesinato del presidente Salvador Allende Gossens el 11-09-73, fue reducido el cinco de este mes de enero 06 a prisión domiciliaria en su residencia campestre de Los Boldos. El arresto del ex-capitán general y jefe del Ejército, el único prusiano que existe en el orbe terráqueo, lo dispuso el juez Juan Guzmán Tapia, cursando una abrumadora acusación que señala al constructor de la moderna economía chilena, como el artífice y ejecutor de la tétrica Operación Cóndor.

Conforme al diseño de esta macabra iniciativa, los gobiernos de Chile, Argentina, Bolivia y Uruguay, todos conducidos por déspotas de cuartel, acordaron perseguir a sus contrarios cuando se asilaran en uno de esos países.

Debe recordarse que a esa altura de la historia, Estados Unidos se encontraba en el cenit de sus jornadas de confrontaciones directas con la hoy disuelta URSS por el control hegemónico de la aldea planetaria, y la ofensiva eliminatoria contra los grupos disidentes, levantiscos y de izquierdas, es lógico que consistía el primer puntal de esos ajestros siniestros.

Consecuencia de la Operación Cóndor cayeron abatidos en Buenos Aires los generales Juan José Torres, ex-presidente de facto de Bolivia y también el general Carlos Pratts Anaya, ex-jefe del Ejército Chileno, y también en Washington D.C. a Orlando Letellier y su    Ronny Muffet.

Pinochet, de 89 años, a lo sumo podría ser condenado a dos años de prisión, si es que el Código de Procedimiento Penal de Chile es idéntico al nuestro, que establece que luego de cumplir 60 años de edad, ninguna persona puede ser condenada por ningún crimen a más de ese tiempo, 48 años.

Empero, bastaría solo la condena de un día por los crímenes que se le imputan al acusado en su gestión nefasta en la operación Cóndor, solamente.

En este caso, como en muchos otros análogos, lo que realmente se interpreta persigue el legislador es establecer una condena de la sociedad a alguien que ha actuado de manera consciente en agredir la integridad física de sus nacionales sin que interviniese una causa justificable, valedera, jurídica.

Es lo que ha perseguido desde hace más de medio siglo el cazador nazi Simón Weisenthal, de perseguir, acorralar y enjuiciar a los criminales nazies del III Reich que participaron en la abominable Solución Final, que organizó y programó el diabólico cerebro maldito de Henrich Himmler en la Conferencia de Gross-Wannsse el 08-12-42, en los suburbios de Berlín, que decretó la eliminación de todo vestigio semita en Europa, y que consiguió eliminar seis millones de judíos, una monstruosidad excecrable.

Fue Weisentahal quien proporcionó al Mosaad israelí la ubicación del criminal de guerra nazi Adolf Eichmman en buenos Aires, procediendo una célua del famoso espionaje israelí a su secuestro, traslado ulrasecreto a Jerusalén, donde fue juzgado, sentenciado y ahorcado en julio-61. (Hay un film sobre el caso).

La tesis de Weisenthal es que los crímenes de guerra y de lesa humanidad no prescribe, no pueden prescribir nunca, porque entonces la humanidad se rinde ante el oprobio con la complicidad silente del tiempo que todo lo tiende a difuminar, y eso, en su acepción, es inaceptable, imperdonable e inhumano, como esos tres apelativos tipífican el origen de los casos que persigue.

En el epílogo de su existencia, el general Pinochet es atenazado por la garra de justicia, que se afirma suele en muchos casos ser lenta, pero también en innumeros casos, inexorable.

Se produce este arresto domiciliario del general Pinochet porque, es evidente, no son hoy los comandantes de las Fuerzas Armadas chilenas los mismos que derrocaron al presidente Allende Cossens y por consiguiente, no existe el compromiso generacional ni de corps de quienes acompañaron a Pinochet en su condenable actitud, apañada por la ITT y la CIA norteamericanas.

Empero, el titular del Ejército chileno, general Juan Emilio Cheyre, que era a lo sumo capitán en el momento aciago del 11-09-73, cuestionó el arresto domiciliario de su otrora comandante en jefe, acotando que es menester «creerle a los doctores (magistrados), sobre todo cuando tienen la calidad profesional y humana de quienes lo ven» (…).

En el otro platillo de la balanza, que siempre hay dos en todos los seres humanos y/o gobernantes, hay un Augusto Pinochet que organizó la economía moderna de Chile, la más fuerte de América Latina por encima de países más grandes y ricos, sus vecinos Argentina y Brasil, así como Venezuela y México, tanto así que luego de ese último país y Canadá, es el tercero que ha formalizado un TLC con USA.

Que del tradicional cobre como factor económico número uno de Chile, varió los ingresos de recursos en dólares promoviendo las fincas forestales, tercer exportador de madera del mundo luego de USA y Canadá, tercer exportador de frutas luego de USA y Francia, segundo exportador de vinos luego de España, eliminación cero de impuestos de exportación, todo gestado por los Chicagos Boys del ministro de Finanzas. Rolff Luders.

El general Pinochet obtuvo para Chile lo que los generalísimos Francisco Franco, Chiang Kai-sheck y Rafael Leonidas Trujillo obtuvieron con sus respectivos países, evitar la barbarie del comunismo y solidificar sus economías a la vez que modernizar sus países.

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