Arropados por millones de bombillitos y toneladas de basura

Arropados por millones de bombillitos y toneladas de basura

Ya la temporada navideña es cosa del pasado reciente, muchos ciudadanos no retienen la mayor parte de los acontecimientos que vivieron o vieron en su vecindad, pero lo que sí queda grabado en la retina, era y es todavía, el extraordinario volumen de basura que arropaba principalmente los barrios populares, mientras en la parte sur central del Gran Santo Domingo resplandecía con los 27 millones de bombillitos que decoraron la espectacular exhibición navideña del antiguo parque Zoológico de la avenida Bolívar.

El arreglo tan especial y hermoso, que se estructuró en torno a las cuevas de Santa Ana, le dieron vida al sector en momentos que esa inversión tan elevada bofeteaba a la ciudadanía frente a la acelerada acumulación de basura que desbordó las capacidades de las autoridades municipales para enfrentarlo adecuadamente, produciendo la formación de increíbles depósitos de desechos sólidos ante la urgencia de la gente de deshacerse de los residuos derivados del elevado consumo de la pasada temporada navideña.

Queda atrás lo bueno o lo malo de esa inversión, para darle gusto a la vista, mientras se descuidaban otras prioridades de la ciudad, ya que la vanidad de los funcionarios responsables de esa iluminación los hacía sentirse satisfechos y halagados por las felicitaciones, pero enturbiada por la basura que arropaba a los capitaleños. Gracias que se obtuvieron generosos aportes de varias empresas muy importantes de la ciudad, que no se amilanaron a la hora de abrir sus chequeras para lograr la hermosa visión que fue disfrutada por millares de residentes de la capital y sus alrededores.

La basura es un negocio sucio pero muy rentable. Hay demasiados intereses que se mueven en torno a su disposición final que genera sólidos beneficios a quienes, con la creencia de que nadie se interesa ya que voltean la cara cuando le hablan de basura, lo cual les permite proceder con sus contratos, en donde no figura la reparación y mantenimiento de las vías de acceso al vertedero actual, lo cual lo realizan las autoridades del Gobierno, y las veces que anuncian fuertes inversiones, las mismas parecieran ser invisibles ya que no se nota la mejoría.

Las vías de acceso al vertedero están cada vez en peores condiciones, pese a todo lo que se dice de las inversiones gubernamentales, que socorren con generosidad la incapacidad e inoperancia de las autoridades municipales de los cinco ayuntamientos del Gran Santo Domingo para llevar a cabo una buena labor de disposición final de los desechos sólidos.

Las autoridades responsables de la disposición final de la basura parece que no tienen la capacidad de manejar ese tipo de vertedero, cuya misión es retener la basura que conlleva el proceso de transformación con la generación de gases que hasta permite su aprovechamiento o la clasificación de los desperdicios, que en algunos países permite generar una energía aprovechada para el consumo público.

Esa incapacidad de manejar los desechos, lleva a los alcaldes a partir de ligero de rescindir los contratos con las empresas contratadas para llevar la basura al vertedero y operarlo adecuadamente. A los nuevos ofertantes se les enfatiza que conozcan las reglas de juego, que por lo general envuelven gratificantes comisiones provenientes de un negocio sucio, no importando el olor nauseabundo de los desechos.

Los bombillitos del parque Iberoamericano constituyeron, desde muchos puntos de vista, un gran despliegue de dinero de las empresas colaboradoras mientras la basura arropaba a la capital. Esa belleza lumínica requería de una ciudad y de una población satisfecha que no correspondía a la capitaleña, agobiada por tantas carencias, violencias, presiones tributarias y macuteos rampantes de los funcionarios y empleados buscándose lo suyo aumentando sus apetencias ante el derroche en oropeles urbanísticos. Por eso, la belleza nocturna de 27 millones de bombillitos, se ensombrecía para un mejor disfrute de la ciudadanía, que por tantas noches inundaba las instalaciones del parque.

 

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