En un gesto de austeridad que toca resaltar, el Ministerio de Administración Pública dispuso ayer mediante la resolución 163-2020 que los entes y órganos gubernamentales deberán “abstenerse de la compra de bonos, canastas y artículos navideños con fines de obsequio al personal y relacionados” durante el año 2020.
Aunque podría haber excepciones que solo serían autorizadas por la Presidencia, es una buena señal que el Gobierno decida engrosar así el presupuesto del próximo año: eso indica que cumplirá con la promesa hecha por el presidente Luis Abinader en torno a los impuestos.
Eliminar los tradicionales regalos que las dependencias oficiales hacían en Navidad, sin embargo, no es lo único que el Gobierno debería recortar.
Vale dar un vistazo al portal transaccional de la Dirección General de Contrataciones Públicas para darse cuenta de la cantidad de compras superfluas que hacen las instituciones.
Por ello, en aras de la mesura que manda el momento, sería oportuno que se diseñe un plan de austeridad en el que se establezcan topes en los gastos, así como también que se prohíban las compras innecesarias.
Este es el momento para revisar y recortar los privilegios que otorgan muchas instituciones (desde sueldos onerosos hasta el pago de gastos que deberían cubrir con su bolsillo). Además deberían ser más sobrios al organizar las actividades: gastan muchísimo dinero en reuniones, almuerzos y encuentros.
Eficientizar el gasto ha sido el gran reto de todos los gobiernos. Ojalá que el PRM sí se arrope hasta donde llegue la sábana estatal. Ese siempre fue su reclamo.