El arroyo Pontezuela, que cruza al municipio por la autopista Duarte está convertido en un verdadero depósito de todo tipo de basura, incluidos animales muertos.
El hedor y la contaminación que desprende esa “cañada sin dolientes”, preocupa a moradores, motoconchistas y transeúntes de la vía, por considerar que pierde su esencia, por ser el entorno una de las zonas donde existe una elevadísima cantidad de viviendas y empresas que no tienen cobertura de recolección, ni tratamiento de sus aguas residuales.
“Bueno, yo tengo mucho tiempo trabajando aquí y la verdad que no aguantamos este mal olor, y nadie viene a resolver el problema”, dice Narciso de León.
Argumentó que en el tiempo que Gilberto Serulle fue alcalde, intentó hacer unos trabajos en el río pero no lo logró, porque el problema era mayor.
Señaló que el principal problema radica en la falta de conciencia de muchas personas, que utilizan esos cauces como basurero, lo que permite que obstruyan y generen las inundaciones, que traen consigo tragedias evitables.
Alexis Beato considera que todos esos problemas de residuos sólidos que nunca son extraídos y por lo cual el agua que corre no es cristalina, sino negra, provocan que cada vez que llueve haya inundaciones en la autopista.
“Cada vez que llueve, no podemos trabajar en estos motores. El agua sube y salen objetos que dan asco”.
Reynaldo Peguero, director del Plan Estratégico de Santiago, manifiesta el agua no es utilizada por este sistema porque está contaminada; si se trata podrá almacenarse y utilizarse.