Es una canallada tratar de hacer creer que en el comercio o en algún mercado del país se esté vendiendo “arroz plástico”, según un vídeo que circula en las redes sociales, en donde se pone de todo, sea o no verdad. Lo primero es que la República Dominicana es autosuficiente en arroz desde hace varios años, por lo que no hay necesidad de hacerlo. Además, las maquinarias para ese tipo de proceso deben ser caras y no las fabrica cualquier país. Parece práctica la explicación de que si se coloca un poco de arroz en una cacerola y se le echa aceite comestible, se prende el cereal y se quema, como si en realidad estuviera plástico. Es socorrida la versión de que el supuesto arroz plástico que se estaría vendiendo en el país, persigue hacer daño. El arroz de mayor consumo en el país se vende de RD$18 a RD$22 la libra, precios que aún se consideran baratos.
Agua en ALC
Según las Naciones Unidas, la reutilización de aguas residuales urbanas puede favorecer la agricultura y disminuir presión sobre los recursos naturales de América Latina y el Caribe (ALC). La región necesitaría invertir US$33,000 millones para incrementar la cobertura de su tratamiento de aguas residuales hasta el 64% para 2030. Además, en ALC, las descargas de aguas residuales urbanas están aumentando debido al crecimiento de la población y la expansión de los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento. El Informe Mundial sobre Desarrollo del Agua 2017, sostiene que la mayor cantidad de aguas residuales urbanas se debe a la expansión de la población urbana a casi 496 millones.
Sin embargo, explica menos del 60% de esas instalaciones están conectadas a sistemas de alcantarillado, y agrega que en la mayor parte de la región el incremento de la población con acceso a instalaciones sanitarias no ha sido acompañado de una expansión paralela del tratamiento de aguas residuales, en especial en las zonas urbanas. La expansión del tratamiento de aguas residuales urbanas requiere inversiones significativas: según el informe, ALC tendría que invertir más de US$33,000 millones para aumentar la cobertura de tratamiento de aguas residuales a 64% para el 2030. Además, se necesitan aproximadamente US$34,000 millones para la expansión de los sistemas de drenaje de aguas pluviales, lo que reduciría la contaminación resultante de la escorrentía urbana incontrolada.