A un chico ácido le resulta difícil entender al Gobierno, pues mientras sus funcionarios se quejan de la política de libre mercado de las Aseguradoras de Riesgos Laborales (ARL) y demás prestadores de servicios de salud, que ponen en riesgo la sostenibilidad financiera de las familias, a la vez actúan tímidamente cuando tienen que aplicar el imperio de la ley.
Ayer, en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, el viceministro de la Red de Servicios de Salud, Nelson Rodríguez Ceballos, se quejaba del aumento de un 14% que hicieron las clínicas a los servicios que ofrecen, y de la presunta complicidad de las ARS -con su silencio- para que se aumente la cápita que pagan los pacientes del régimen contributivo.
Al referirse a esas distorsiones dijo que, definitivamente, la Ley de Seguridad Social, que ya tiene diez años, debe ser modificada.
Una chica ácida le recordó que el Congreso Nacional, con sus dos cámaras, es prácticamente de la absoluta propiedad del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), mismo que gobierna, por lo que cualquier iniciativa de seguro que sería aprobada.
Pero el doctor Rodríguez Monegro aclaró, luego de un eternal silencio, que de todas formas temas como ese deben contar con el consenso de todos los sectores.
El consenso, el maldito consenso que no nos ha servido de nada, al pueblo claro, dijo otro ácido.
El quille de Bauta. El ministro de Salud, Bautista Rojas Gómez, tiene un enorme quille con su homólogo de Puerto Rico, Lorenzo González, quien anunció en su país que un ciudadano de 70 años se infectó de cólera en el país.
A viva voz dijo que ese funcionario violó los protocolos internacionales y, por tal razón, envió una carta de protesta a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hubo un interés económico, más que sanitario al dar información, dijo el ministro en el encuentro.
Un periodista comentó así se hace ministro, el país tiene que darse a respetar, proteste, proteste.