AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
El ambiente artístico local ha recibido el 2008 tocado por una especie de sahumerio definitivamente excitante y un aire extrañamente cargado de optimismo. Digo extrañamente porque en nuestra frikiante polifonía republicana opera el efecto de que aquí hay siempre demasiado misterio en todo. Y este enigma ancestral en el decir popular estalla y se oye muchas veces porque mucha gente lo siente, lo dice, lo expresa y lo reproduce desde adentro.
Y esto es en todos los recintos de nuestra espectro republicano, no s?lo en los del arte y la cultura y ni si diga en la política, en las iglesias, en los cuarteles, en los reinos kafkianos de la burocracia publica y privada y hasta en las leyendas urbanas del fucú, de los huesos del Almirante, del grado a grado, de las 36 estatuas de resina con pátina de cobre chamuscado en el Monumento de Santiago o de las temerarias y fulminantes patadas- como las de los monjes chinos en las 36 Bolitas de Shaoling- que ya se temen ante la súperenigmática comisión de las obras de arte público que se estarían cocinando para las estaciones del Metro.
He aquí una prueba in-conveniente del oxigeno revitalizador y de la caliente atmósfera cultural que se respira recientemente en Santo Domingo: ante la esperanzadora acogida que ha recibido la oficial mirada al arte y a los artistas nacionales, especialmente al grupo de los consagrados, por parte del poder ejecutivo, a través de la Secretaría de Estado de Cultura, de la Dirección General de Aduana y de la Cámara de Diputado; la situación del inmueble que sirve de sede al Colegio Dominicano de Artistas Plásticos continúa envuelta en una especie de tierra, o más bien niebla, movediza, en la que nadie se puede mover, aunque todo estamos bien al tanto de la intensa jornada de diligencias que en los últimos meses llevan a cabo Alberto Bass, Presidente del CODAP y Antonio Guadalupe, su ex presidente y asesor, no s?lo ante las instancias jurídicas correspondientes , ante los medios de comunicación o ante la misma base de su organización, sino también ante las altas instancias de la Nación, que muy bien pudieran disponer mayor determinación y aclarar, ya mismo, la nebulosa que cubre el sensible caso del local del CODAP.
Si nuestros artistas plásticos y visuales tuvieran que quedarse en las calles o accionar desde ellas, seguramente nadie va a saltar de su poltrona, pero en estos momentos eso resultaría terriblemente misterioso y todavía mas desconcertante para todo el espectro artístico y cultural nacional, especialmente después de las excelentes demostraciones de atención recibidas en los finales del 2007 y de tan interesantes expectativas con que iniciamos el 2008. Algunos pintores respetados hablan hasta de una conspiración contra el CODAP. Otros dicen que ya a las diez de la noche tienen miedo y se van a su casa con su abuelita. Y esto ya es demasiado para mi mente. Así que, por ahora, me gustaría despedirme de las acciones carnavalescas y de las notas sombrías de mi amado paisaje urbanoagrario.
Mejor sigo atento a la ejemplar labor de la Galería Alinka Arte Contemporáneo, la cual desarrollo el pasado año un consistente programa de exposiciones y actividades educativas y que se reactiva en estos inicios del 2008 con la presentación de un vibrante extracto de la obra reciente del destacado pintor dominicano Enriquillo Amiama(1962), quien, la noche del martes 15, y luego de ocho años sin exponer individualmente en el país, inauguró con gran éxito su exposición número 17, titulada: Honrando a los Grandes Ligas, en la que ha querido reconocer el aporte de las figuras estelares del deporte dominicano que se han coronado de gloria en el béisbol de los Estados Unidos al mismo tiempo que rinde homenaje a algunos de sus más estudiados y admirados artistas de las grandes ligas del arte dominicano, europeo y norteamericano de la modernidad.
Tal como ya he advertido, Herniquillo Rodríguez Amiama es uno de los más talentosos chef de file de la Generación de los 80s en Santo Domingo. Su sólida formación académica, su hipersensibilidad y su profunda compenetración existencial con los fundamentos del Sistema Pictórico, más la persistente autorevisión de sus recursos expresivos, hasta llegar al grado de la mutación y la sorpresa, constituyen las claves de una práctica creativa que no teme desafiar el mismo poder seductor de sus calidas y esplendidas imágenes para, en sus obras recientes, internarse en el territorio perfecto, subversivo y maravilloso de lo inestable.
Curada con esmero por Abil Peralta Agüero, asesor de la Asociación Dominicana de Críticos de Arte-ADCA-, la muestra está compuesta por 22 pinturas de distintos formatos sobre tela, en las que Rodríguez Amiama procede mediante una brillante polisíntesis estilística que nos deja ver sus cálidas, transparentes y sugestivas imágenes plasmadas a través de una estrategia creativa especializada que le ha permitido desmitificar muchos de los prejuicios persistentes sobre la valoración general de las expresiones plásticas y visuales dominicanas de las últimas dos décadas, tocar con éxito el gusto de los sectores de nuestra sociedad que aprecian los valores decorativos de la obra de arte y hasta impactar con su obra pictórica la sensibilidad de otras latitudes más allá de las islas, en importantes espacios de resonancia para el arte latinoamericano a nivel internacional.
Así, en Honrando a los Grandes Ligas, muestra que el artista y la galerías han querido organizar a beneficio de las niñas de la Escuela San Miguel de Manoguayabo, apadrinada por la Fundación Pedro Martínez y Hermanos, con la campaña Hay Poder en Aprender y de Liga Escuela Enrique Cruz de Béisbol Infantil y Juvenil, Enriquillo Rodríguez Amiama nos deja ver su arribo a una etapa en la que su obra cobra un vuelo conceptual que opera a favor de su resistencia definitiva. Este vuelo está logrado a través de su ardiente asimilación, apropiación, combinación y transmutación de las imágenes y poéticas vitales, tales como las de sus artistas universales favoritos como Henri Matisse(Francia), August Macke(Alemania), Sacha Tebó(Haití), Jasper Johns y Georgia OKeeffe(EE.UU.) Kandinsky(Rusia), David Hockney(Inglaterra) o las de sus maestros y amigos dominicanos Guillo Pérez, Ada Balcácer, Cándido Bidó, Elsa Núñez, Domingo Batista e Inés Tolentino.
Entre las obras mas sugestivas resultan: Dominicana, con la flor rosada de la cayena como imagen central y dedicada a Georgia OKeeffe y resume la sutil visión metafórica del artista sobre la belleza femenina dominicana; Iconos del Deseo; Naranja; Azul; Cuatro Círculos: Entre Johns y Matisse y Doble Paradoja: Johns no le puso título. Asimismo: Doble Paradoja: Blanco y Flor,dedicada a Jasper Johns y OKeeffe, combina una de las famosas dianas o blancos del artista norteamericano con imagen de flor subyacente, evocadora de la belleza femenina según la particular visión del pintor dominicano. Aquí los juegos de espacios en transposición, de los contrastes cromáticos y los movimientos circulares, confieren gran energía y dinamismo a una resolucion en la cual el artista nos deja ver su libre manipulación del recurso de la pintura abstractogeométrica, de las poéticas viejovanguardistas del gestual espontáneo y del realismo simbolista del siglo XX..
Otras pinturas notables de la muestra son: Si Hockney visita Santo Domingo y Enamorados de Europa.