Desde hace más de dos décadas, una extraña proliferación de artefactos: navíos, canoas, yolas, “trailers”, “Jeepetones”,  “cápsulas” y fantásticos vehículos de transporte  “todo terreno” o de “navegación transoceánica”, les resultan precisos a Marcos Lora Read (1965), no sólo para exportar lo mejor de la imaginación dominicana hacia los más exigentes espacios de resonancia del arte contemporáneo internacional, especialmente hacia los circuitos europeos, sino también para seguir representando con admirable dignidad a los artistas y el arte de América Latina y el Caribe en los encuentros de diálogo profundo e interdisciplinario sobre las problemáticas socioeconómicas, geopolíticas, ecológicas, éticas y culturales que afectan sensiblemente la condición humana en las distintas regiones, países y sociedades del planeta.

Tal como ya he advertido, la obra de Marcos Lora Read impacta por una solidez formal y conceptual poco habitual entre sus contemporáneos latinoamericanos, inaugurando y estableciendo numerosas vías de reflexión y formas de representación que han reforzado constantemente la complejidad y coherencia del conjunto de su multifásica y polivalente producción, lo que también la distingue especialmente.

Las de Lora Read son vías y formas de representación visual-aunque en su caso más bien hay que hablar de obras multimedia y auténticos “hipertextos”-que, al momento de su confrontación o “lectura” despejadas, en su contexto sociocultural y temporal, ponen en evidencia su capacidad para abrir lenguajes, medios y universos simbólicos que han llegado a ser valorados por la crítica internacional como elementos referenciales o parte esencial de los rasgos identitarios del arte contemporáneo caribeño y latinoamericano, tanto por el desarrollo en su propia obra como en la de otros destacados artistas latinoamericanos de la actualidad.

Para advertir los signos, significados y sentidos de la obra y la práctica creadora de Marcos Lora Read es necesario tener en cuenta su propósito radical de “situarnos”  del otro lado de la contemplación; ante el más acá, el más allá y el después de toda aproximación perceptiva ante la obra de arte. Al igual que Marcel Duchamp, Lora Read asume la creación como ejercicio lúdico-reflexivo y establece de manera cristalina que el verdadero enemigo del arte es el “buen gusto”, su exclusiva y gratuita valoración fruitiva.

Sus reacciones simbólicas nos lo dejan ver como un creador-pensador cuya obra tiende a enfatizar la importancia  de la estética en la vida, aunque no tanto a la hora de definir el “Arte” ni muchos menos las prácticas artísticas de la posmodernidad. En su caso, estamos ante una práctica artística ética y lúdica que se torna en manifestación esplendorosa de la voluntad humana contemporánea de confraternidad y expansión espiritual. Y es que, en este contexto desgarrado por la violencia y el terror globalizados del espacio-mundo, una parte considerable de la obra de MLR  retiene el poder vital y natural del arte auténtico como medio de “alta velocidad” para el reencuentro entre los diversos pueblos, culturas, naciones y distintas individualidades.

En ese sentido, su poética especular nos posiciona ante  el  contexto histórico como “fuga y aglutinación”; “persistencia de la memoria”; procesos de entrecruce, travesías, idas y vueltas existenciales que determinan la trascendencia de su energética y brillante ofrenda creativa. ¿Acaso contienen las obras de Marcos Lora Read los signos inquietantes y proféticos del futuro?

Las posibles respuestas a esta cuestión van a tener que esperar ya que en esta breve nota se impone registrar un hecho grato e importante al que le he dado seguimiento en los últimos cinco años y  el cual no ha sido reseñado por ningún medio de comunicación de nuestro país. Se trata del rescate, restauración y emplazamiento definitivo de su escultura monumental titulada “Emersión Atlántica”, una de las obras de arte público más significativas que haya realizado un artista dominicano en  tierras extranjeras en las últimas décadas. Dicha escultura fue auspiciada y adquirida por un precio simbólico por el Cabildo de Gran Canaria en el marco del “II Encuentro Internacional de Arte Contemporáneo Espacios Mestizos”, celebrado en Osorio, Islas Canarias, bajo el comisariato del reconocido crítico y curador canario Orlando Britto Jinorio (2003).

Una vez clausurado el citado encuentro, “Emersión Atlántica”, colocada en un área del Parque Natural o Finca de Osorio, Municipio de Teror, Gran Canaria, donde hasta el 2006 estuvo representando “la emersión de las culturas de los países subdesarrollados en el contexto del mundo globalizado”.  Los responsables de Cultura del Cabildo de Gran Canaria  habían acordado con el artista y el comisario la ubicación de la escultura en el Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo, pero este acuerdo no fue cumplido y durante mas de cinco años la obra  fue victima de la desidia oficial y se fue deteriorando en un depósito de chatarras.

Esta situación fue denunciada  a tiempo como un “escándalo internacional” por la Asociación Islas Canarias de Artistas Visuales (AICAV) e igualmente desde Madrid por la prestigiosa revista de arte contemporáneo Lápiz en uno de sus editoriales (#234-Junio 2007). Sin embargo, a finales de mayo del mismo ano se celebraron elecciones en Canarias y el  gobierno insular, hasta ese momento ejercido por el Partido Popular, fue renovado en su totalidad por el ganador Partido Socialista. Hacia mediados de julio, la Sra. Luz Caballero fue designada como nueva Consejera de Cultura y Patrimonio Cultural del Cabildo Insular de Gran Canaria y una de sus primeras acciones fue tomar contacto directo con el artista dominicano e iniciar el arduo y complejo proceso de su restauración que concluyo felizmente a principios del 2009  con su colocación en los jardines de la  Institución Ferial de Canarias(Infecar) “para el disfrute de todos los ciudadanos de Gran Canaria y de los miles de visitantes de todos los rincones del mundo que pasan al año por la feria”.

En el acto de inauguración oficial del nuevo emplazamiento de “Emersión Atlántica”, además de Luz Caballero y Marcos Lora Read, estuvieron presentes Rafael Hierro, representante de AICAV, y Fernando García, Presidente de la Institución Ferial, quien señaló que “es un privilegio contar en nuestra casa con una escultura de uno de los artistas de referencia en Iberoamérica” y recordó el enorme esfuerzo realizado para “garantizar la recuperación del importante legado artístico y patrimonial con que cuenta una de las ferias más antiguas de España”.

En la ocasión (19-22/2009), Luz Caballero agradeció al artista dominicano “su enorme paciencia”, recordando que el Gobierno insular ha recuperado una obra artística que la anterior corporación (presidida por José Manuel Soria) había abandonado y comentó que “cualquier acto de destrucción de una obra de arte no sólo supone una agresión a su creador, sino una agresión al conjunto de la sociedad…Con este acto desagraviamos al creador de Emersión Atlántica y cumplimos con un compromiso que adquirimos con los artistas y ciudadanos cuando aún estábamos en la oposición”.

Por su parte, Marcos Lora Read agradeció a la actual corporación  edilicia de Gran Canaria su sensibilidad y señaló que “aunque me había sentido triste y preocupado por el abandono de la obra, siempre sentí confianza en que algo pasaría para que se pudiera recuperar. Ahora no sólo contamos con una pieza que ha sido mejorada en el trabajo de restauración, sino que también ha quedado instalada en un lugar mucho mejor que el que se había pensado con anterioridad…Siempre confié en que las cosas se arreglarían”.