El arte habita la gran mayoría de los espacios en la ciudad de Nueva York. Algunas obras, como Love por Robert Indiana o Toro por Pablo Picasso, forman parte de la infraestructura de la ciudad. Otras obras como Street Crossing, por George Segal, son temporálmente expuestas en los espacios públicos de la ciudad.
El Public Art Fund (Fondo para Arte Público) es una de las organizaciones que se dedica a comisionar obras para exhibirlas por toda la ciudad. Esta organización de aproximadamente 25 años tiene como objetivo traer arte contemporáneo al mundo real para que todas las personas, amantes del arte o no, puedan interactuar con las obras. Además le presentan una oportunidad al artista.
Uno de mis lugares favoritos donde el fondo exhibe obras es en el Doris C. Freedman Plaza en la calle 60 con 5ta Ave, una de las entradas al Central Park. Aquí en esta esquina de Nueva York almorzaba todos los días calurosos. Salía de mi trabajo corriendo y me sentaba en uno de los banquitos del parque, alejada del ruido de la ciudad, rodeada por la naturaleza, el arte, los turistas, los locales y a veces hasta los famosos. Me sentaba en un banquito al lado de los carritos de hot dog para disfrutar del sol de verano y para observar la obra expuesta. Cada una, instalada por aproximadamente tres meses traía reacciones diferentes de la gente.
Lamppost un farol de luz, con pintura y luces rojas por Mark Handforth, fue la obra que me inspiró escribir este artículo. La escultura, un faro que parece haber sido tumbado y retorcido por un ciclón, tenía cinco luces rojas y ocupaba 45 pies del espacio. Muchos de los que pasaban por esta esquina de Manhattan se paraban y miraban la pieza en incógnita. Un niño un día preguntó. ¿Papá, que es eso? El padre no sabía que responder pero vio un letrero explicando lo que era y le contestó: Arte. El niño lo miró con ojos inquisitivos y le dijo a su padre que eso no era el arte que el veía en los museos pero luego corrió a la escultura y como todos los otros niños trató de escalar la pieza. En mis días observando esta pieza vi que para los niños este arte era un tobogán y que para los adultos era algo confuso que les llevaba a pensar en la pregunta eterna, ¿Qué es arte? Para mi fue una interacción diaria con lo que me apasiona, el arte, pero lo vi fuera del contexto de un museo o una galería lo vi en el mundo real y a pesar de estar fuera de estos contextos el arte me lleno y me inspiró.
Cada tres meses sentada en mi banquito, veía a los trabajadores desmontar y montar obras nuevas, cada escultura trayendo algo nuevo al espacio y a aquellos que como yo visitaban ese lugar.