Arte en punto de cruz

Arte en punto de cruz

Pocas manualidades son tan versátiles como el punto de cruz, un bordado con el que se puede hacer prácticamente ¡de todo! Con ésta técnica se crean hermosos diseños que puede usar como cuadros, para decorar cenefas, cojines, manteles, sábanas o incluso personalizar artículos como un bolso o un separador para libros.

Basta con tener las herramientas necesarias y un poco de paciencia, pues se trata de una tarea que exige mucho tiempo y atención: una puntada equivocada puede echar a perder todo el bordado.

Precisamente por el cuidado y tiempo que requieren durante su elaboración, además de la delicadeza de sus acabados, es que las labores en punto de cruz son tan estimables. Pero adquieren mucho más significación cuando son realizados por sus propias manos, haciendo de ello no sólo un trabajo decorativo, sino una actividad verdaderamente relajante.

¿Difícil?  Quizás el punto de cruz  no es tan complicado como parece. Sus puntadas se trazan formando una equis sobre unas telas especiales con agujeros por los cuales se pasa el hilo. También emplea otras puntadas como las de 1/4, 1/2, 3/4 y el punto atrás. Lo bueno de aprenderlo es que no se necesita ir a clases: las revistas especiales para punto de cruz indican paso por paso lo que debe hacer el principiante.

Al principio puede resultar un poco tedioso, pero mientras se avanza en la práctica irá aprendiendo los trucos y se le hará fácil  bordar mientras ve la televisión o sostiene una conversación.

Por supuesto que los diseños no saldrán de su imaginación. El trabajo siempre se hace con ayuda de patrones que vienen en las revistas que encontrará en cualquier mercería, o  también puede descargarlos   de la Internet.

 Para distraerse. El punto de cruz tiene la virtud de ser una actividad ideal para evadirse y distraer la mente de forma creativa. Y no se trata de una labor única de la gente mayor, sino de todo el que disfrute realizando trabajos manuales.

Por eso son comunes los clubes de gente que se reúne para tomar el té mientras borda y los foros en Internet donde se comparten novedades.

 Las piezas más antiguas de punto de cruz se remontan al año 850 después de Cristo, según la Enciclopedia del Punto de Cruz. Mas fue en la época del Renacimiento cuando esta práctica se extendió por Europa, al convertirse en parte de la educación que recibían las jóvenes. Su práctica fue incluso utilizada como método de alfabetización, enseñando a bordar las letras.

Fue así como el punto de cruz se convirtió en la técnica con el que las mujeres decoraban cada detalle de su hogar: las toallas, tapetes, cortinas, servilletas, y muchos otros.

En esos  tiempos, cuando no existían los patrones diagramados que se utilizan hoy, los bordados quedaban como muestra que pasaban de generación en generación. Fue a partir del 1500 cuando se crearon los primeros patrones impresos, con temas como las flores, animales y símbolos heráldicos. Más adelante los diseños se irían “complicando” con la aparición de los paisajes, recreando escenas mucho más reales.

Y aunque no tenga tantos adeptos como en otros tiempos, el punto de cruz mantiene sus seguidores, quienes   hoy tienen a su alcance mejores patrones y materiales de mayor calidad, lo que les permite lograr creaciones de mayor belleza y acabado.

Qué se necesita

Los utensilios básicos son:

 1. Aguja

Es diferente a la convencional: corta, sin punta, más gruesa y con el ojo más grande.

2. Tela especial

 Las más utilizadas son las “Panamᔠy “Aída”. Las hay en distintos colores.

3. Hilos

Generalmente se usan hilos  de  algodón, los cuales vienen codificados según el color.

4. Bastidor

Le ayudará a sostener la tela.

5. Patrones

En revistas de manualidades e Internet encontrará miles de diseños.

6. Tijera

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