La Galería Nacional de Bellas Artes no tiene una colección permanente, que lógicamente debería corresponder a las fechas del Palacio y los eventos de arte que allí se celebraban antes de la creación del Museo de Arte Moderno. Si ese recurso hace falta para ciertos objetivos museográficos y relaciones internacionales aun, es una ventaja para la organización de exposiciones con una plena libertad estilos, generaciones, categorías, siempre que imperen un beneficio educativo y la calidad de las muestras.
Así Botero, Picasso, Oviedo, Bass, Ureña Rib para citar a algunas individuales han alternado con colectivas de maestros modernos y muestras de artistas jóvenes y/o emergentes, como es ahora el caso.
En el Salón de la Cúpula y salas aledañas, por segunda vez expone el ColeActivo, agrupación encabezada por Ana de León, hoy en exhibición conjunta con un escultor francés de Guadalupe y artistas puertorriqueños de la muy especial Galería Guatíbiri, dirigida por Rubén Malavé. En el Salón de la Rotonda, José Ramia, curador, expone junto a seis compañeros de oficio y faena. Estas dos muestras, independientes la una de la otra, significan un reconocimiento a la vitalidad de las artes plásticas y gráficas sin toma de posición preconcebida, un apoyo a jóvenes talentos no conformistas y dotados de una mística.
Dos exposiciones. Observamos que el arte de la nueva generación, que surgió en el umbral o el comienzo del siglo XXI, aunque puede aludir a la tecnología informática, preserva la forma el gesto, la materia, a la vez que sus mensajes y contenidos suelen proponer un compromiso con los cambios y preocupaciones epocales, traduciendo reacciones complejas y cuestionamientos.
Merodeos. Nos referiremos primero a la breve colectiva Merodeos, que coordinó el artista José Ramia.
Que la obra conste de figuras, abstracciones o mezcla de ambas, la diversidad de expresiones y medios es un denominador común: son formulaciones generalmente lúdicas que optan por la contemporaneidad, que conservan sin embargo el legado de la modernidad Lo interesante es cómo cuestionan a la vez esta herencia en lo formal y la ruptura según los conceptos, herramientas y prácticas de hoy.
Los paisajes interiores y expresionistas de Ruahidy Lombert, la reconversión temible de soldaditos por Joel Butler mediante una magnificación fotográfica, las ironías escultóricas de Patricia Grassals en torno a pelo bueno/ pelo malo, el dolor de la inocencia agredida y agresora de Luis Hidalgo, el desconcierto identitario que enrostra un collage de Jonathan Báez, las contorsiones tragicómicas de las criaturas de José Ramia que también crucifica a sus peluches, la rayuela de Lina Aybar que confronta el brinco de la tablita a la intromisión de las redes sociales y poderes digitales, requieren una segunda mirada.
Es entonces cuando más nos impacta ese conjunto insólito y memorable.
ColeActivo. La exposición del ColeActivo, en el marco de un Equipaje compartido de dominicanos, puertorriqueños y un guadalupeño, amerita un extenso y plural comentario. Lo iniciamos con los artistas nacionales, a los cuales dedicaremos un segundo texto, abarcando a los aportes muy destacados de los expositores de Puerto Rico y del representante de Francia / Guadalupe.
Como lo estipula el Manifiesto de ColeActivo en su último acápite, los intercambios de arte y cultura forman parte de su programa, ¡y qué pronto lo han realizado, con sus propios medios! La autoridad y competencia de Ana de León propició que sus artistas dominicanos se presentaran en San Juan. Fue un rotundo éxito cuya continuación se ha llevado en reciprocidad a Bellas Artes Dos grandes murales fotográficos testimonian la acogida fraternal y el cálido ambiente de amistad que reina en la Galería Guatíbiri.
Para su segunda presentación en la Galería Nacional de Bellas Artes, la agrupación ColeActivo demuestra mucho mayor calidad que el año pasado, mejor museografía y mejores obras que incluyen pintura, dibujo, fotografía, instalación y grafiti, en los más diversos formatos, materiales y técnicas a menudo mixtas, con una factura de conjunto superior también.
La curaduría general ha estado a cargo de la historiadora de arte Laura Gil.
Generosos grafiti, desplegados verticalmente en el centro del salón, aparte de una sala adyacente, abren la exposición.
Cada obra, alta en colores, propicia el goce reiterado, el descubrimiento, la sonrisa, pues estos exponentes del arte urbano suelen integrar humor y caricatura, siendo la palabra aquí secundaria en relación con los elementos figurativos que destacan cabezas agigantadas.
No cabe duda de que observamos una creatividad distinta, simultáneamente agresiva y lírica, en desarrollo en nuestro país. Como los demás grafiteros del mundo, los dominicanos y caribeños son cultores del ritmo, llevado a la expresión visual: rap y hip-hop, reguetón y bachata El panel de Ángel Urelly, bastante distinto, nos sorprendió, acorde con sus variaciones sobre la ciudad ¡Ahora rascacielo y raíces en el espacio!
Ana de León, que lidera el ColeActivo con increíble dinamismo, disciplina y eficiencia, es igualmente una artista cada vez más interesante. Su instalación de pared, bien terminada, señala con la máscara un dominio de la tercera dimensión, un acorde entre el tema de los orígenes y la interpretación floreciente.
Marova también alegra la pared con una pintura de gran formato, suerte de mandala abigarrada y reflexiva acerca de la fascinación y los avatares del pelo, mientras las divas de Claudia Rivera hacen gala de su dibujo anatómico y de la seducción de la gordura ¿una discípula criollo de Lucian Freud? (continuará).