Arte y ciencia de abordar conflictos

Arte y ciencia de abordar conflictos

REYNALDO R. ESPINAL
El conflicto es una realidad inherente, consubstancial, a la condición humana. Aún en la vida más dichosa y apacible nos encontramos con sentimientos contrapuestos, dilemas aparentemente irresolubles, aspiraciones irreconciliables. En lo concerniente a la interacción social, es evidente que a medida que las sociedades se complejizan aumentan sus posibilidades de conflicto. En los regímenes de vocación democrática, sin embargo, es más evidentes la manifestación de los mismos y en ellos se cumple cabalmente la sabia expresión de Montesquieu de que «…si a asomamos los oídos a una sociedad y no escuchamos ruido de conflicto, es que no hay libertad…».

En los regímenes de corte dictatorial el conflicto no está, pues, ausente, sino silenciado. La paz que promueven los dictadores es la «Pax Romana», «la paz de los cementerios», en la que se ahoga por manipulación o por fuerza la eclosión de las ansias populares.

A este respecto, constituye objeto frecuente de mis reflexiones la pasmosa celeridad con que mutó el estado emocional de los dominicanos y dominicanas a raíz de la muerte de Trujillo. En quienes desfilaban ante su féretro del Palacio Nacional era evidente la estupefacción y el asombro; mas, en cuestión de horas, su ira desbordada destruía hasta los últimos vestigios alusivos al dictador, catarsis aleccionadora de que los sentimientos más profundos de los pueblos pueden contenerse o silenciarse temporalmente pero nunca ignorarse impunemente.

A raíz del tránsito hacia la imperfecta democracia en que vivimos, se han hecho más evidente en la sociedad dominicana los profundos conflictos que se agitan en su seno. El problema no radica, pues, en su existencia, lo que es un hecho consumado; el reto consiste en aprender nuevas herramientas y habilidades que nos permitan manejar los conflictos con inteligencia y creatividad.

No siempre es saludable evitar el surgimiento del conflicto. Su manifestación permite comprender el alcance y la naturaleza de los intereses que se suscitan en una sociedad determinada. Lo que debe evitarse es su derivación hacia una escala irracional generadora de violencia y destrucción.

En procura de ir alcanzando este necesario objetivo, vital para una convivencia civilizada, es preciso despojarse del anquilosado paradigma ganar-perder en que ha sido moldeado nuestro cerebro y que ha constituido el modus operandi de nuestros más significativos actores sociales y políticos a lo largo de nuestra historia. Estamos moldeados a la idea de que nuestro triunfo debe consumarse a costa del fracaso y la derrota del otro, ignorando que si procuramos satisfacer de manera mutua, empática y razonable los intereses de las partes, cuidando nuestras relaciones humanas y sin lesionar los principios éticos estamos construyendo una relación ganar-ganar generadora de armonía en todas nuestras interacciones.

De todo lo anterior se desprende la necesidad imperiosa que tenemos como seres humanos y como dominicanos de aprender conocimientos y dominar herramientas que nos permitan abordar los conflictos de manera adecuada e inteligente.

En la más alta esfera del Poder Ejecutivo, la Presidencia de la República, sería saludable y provechoso para el Gobierno mismo y para la sociedad la creación de un observatorio dedicado a monitorear, analizar y prevenir conflictos de manera proactiva. Esta labor bien pudiera ser desarrollada por la Dirección de Información, Análisis y Programación Estratégica de la Presidencia (DIAPE).

Aunque a nivel de nuestras universidades sólo la Universidad Católica Madre y Maestra posee un centro dedicado a la formación en prevención de conflictos, el CEPREC-PUCAMAIMA, constituiría un paso trascendental que el resto de nuestros centros de enseñanza superior no sólo se interesen por la inclusión del estudio de esta temática en sus programas curriculares, sino también creando institutos y departamentos de capacitación en la temática.

Lo dicho anteriormente, por supuesto, aplica también al ámbito de la escuela.

Las empresas, las familias y las parejas deben realizar esfuerzos encaminados a que sus miembros aprendan las habilidades básicas de manejo y resolución creativa de conflictos. Es hora de sustituir la confrontación por la negociación respetuosa.

A medida que profundizo en la Polemología, la Conflictología, en el Método Harvard, el Método Guernica y demás herramientas científicas para el abordaje creativo e inteligente de los conflictos, más me convenso de la gran riqueza que encierran para el manejo de conflictos. Creo que así lo sienten y piensan también los alumnos y personas e instituciones interesadas en la temática con quien he tenido la suerte de compartir mis humildes conocimientos sobre la materia.

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