La decoración ha puesto de moda una de las artesanías existentes más antiguas. A golpe de martillo con el metal incandescente se pueden obtener excelentes resultados. Mesas, lámparas, cabeceros… Además de ofrecer multitud de ofertas decorativas, el hierro es un material barato y duradero.

Existen talleres totalmente artesanales que se dedican a realizar muebles de forja. El primer paso consiste en elaborar el diseño del mueble u objeto que se quiere realizar. Este boceto se puede realizar con todo tipo de detalles y dificultades, ya que a la hora de trabajar, el hierro es un material que lo permite.

A continuación, se corta el hierro necesario para esa labor concreta. A partir de ese momento se trabaja el material bien en fragua y a golpe de martillo, o bien utilizando la técnica de forjado en frío.

Cuando la pieza está acabada, ésta se pule adecuadamente para garantizar que salga del taller sin rugosidades. Es fundamental que su aspecto sea impecable y liso. Una vez acabado el pulido, se considera que el trabajo de forja está finalizado.

Mediante el proceso de pintado se puede dar a los muebles de hierro diferentes aspectos. La combinación con madera, cristal, mármol, etc. permite dar “calor” al material.

Todos los muebles y objetos de hierro forjado ofrecen gran resistencia, son duraderos y económicos. El hierro se introdujo en la decoración a través de los muebles de jardín y exteriores, precisamente por ser un material que resiste bien todas las temperaturas y condiciones climáticas. Hasta la década de los ‘90 no comienza el interés de la forja en muebles de interior.