Gilberto Pacheco Valdez tiene manos de artesano, espíritu conservador y mentalidad progresista, y cuando combina sus capacidades se convierte en el eco-artista de diversas obras, de valor agregado, hechas con piezas que aprendió a reciclar.
Tiene la habilidad de hacer de una botella una hermosa flor, un cuerpo de mujer sin rostro y utilizar objetos que se considerarían a botar para armar pequeños motores, aviones, peces, búhos, dibujos y grabados.
Dejó su carrera de Mercadeo en una importante universidad privada del país y su empleo para dedicarse al eco-arte, técnica contemporánea que en sus diferentes manifestaciones esboza la preservación del medio ambiente y la defensa de los animales.