Artista Mandy Volz dona una escultura monumental a la Galería de Bellas Artes

Artista Mandy Volz dona una escultura monumental a la Galería de Bellas Artes

Desde antes de entrar al edificio del Palacio de Bellas Artes, cuando el maestro suizo Mandy Volz expuso su contundente muestra personal, el visitante se sorprendía, descubriendo una obra monumental…

Un insólito tablero de cinco metros de alto, tallado en travertino y mármol blanco, se erguía, sobre una base de cemento, en la explanada lateral del edificio. Una vez finalizada la exposición, la pieza escultórica se desmontó, lista para volver a su Suiza natal. Sin embargo, esta construcción, de impresionante formato, ha vuelto felizmente para ser ornamento permanente y formar parte del patrimonio nacional, gracias a la generosidad de su autor.

Abacus Mandy Volz ha construido una versión escultórica, gigante y real-imaginaria, del ancestral ábaco y primera calculadora, que, hasta hace poco, comerciantes chinos seguían usando en Santo Domingo. “Abacus” -su nombre se destaca, grabado en la piedra- es la única escultura en los espacios del jardín, luego que, en décadas anteriores, copias de estatuaria griega hayan sido removidas y trasladadas.

De ahora en adelante, “Abacus” es arte público dominicano, de esas creaciones auténticas que quisiéramos encontrar siempre y tanta falta hace en nuestros parques y plazas. La obra no quiebra la escala urbana, es de material noble y se integra al entorno, con su volumetría geométrica que alía abstracción y figuración, revelando la personalidad y el estilo voluble del autor. Las cuentas del ábaco de Mandy Volz, dispuestas en cuatros filas, evocan enigmáticas cabezas, ofrecidas a la interpretación del contemplador.

Ya la primera vez, el artista había ensamblado e instalado, él mismo, aquella compleja y pesada estructura en mármol, elevada en el aire por una grúa. Ahora, Mandy Volz ha querido regresar a Santo Domingo para colocar “Abacus” en su plataforma y pedestal definitivo: ¡no confía a nadie ese trabajo, exigente y retador!

Mandy Volz. Nacido en Zug, residente en Lucerna y Berna, Mandy Volz es un escultor magistral suizo de renombre internacional que ha presentado decenas de exposiciones. Varias de sus esculturas pertenecen al arte público europeo. Él también pinta y dibuja esmeradamente, como si fuera un descanso, luego de sus desafíos con la piedra, la madera y los materiales más diversos. Lo hemos definido como un gran clásico, virtuoso entre los escultores modernos, y, si lo ubicamos en la contemporaneidad, podría considerarse como adscrito a la post-modernidad.

En la Galería Nacional de Bellas Artes, Mandy Volz ofreció la oportunidad de ver y valorar un conjunto de su producción a lo largo de cinco décadas de labor intensa. Desplegó un repertorio muy variado de formas y volúmenes, ejecutadas en una técnica inmejorable, donde ciertamente imperan inspiración, oficio y fervor de un creador apasionado.

Es poco común que hayan acogido la exposición de un artista extranjero con tanto júbilo, y varias razones explican este éxito. Hacía más de tres años que la retrospectiva, metódicamente preparada, ya figuraba entre sus proyectos más anhelados. El acontecimiento surgió, pues, de su amor por nuestro país, donde él se había hospedado varias veces: observamos así cómo la actitud de un artista simplemente visitante puede evolucionar del turismo a la exposición de sus obras, a los contactos con sus colegas dominicanos escultores, y hoy a un obsequio excepcional.

La entrega de la obra se hará oficial próximamente, en una ceremonia formal de inauguración, encabezada por la Embajada de Suiza que hizo posible el proceso de donación, al igual que anteriormente la exposición retrospectiva.

 

 

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