Al registrar las cifras del efímero esplendor y de las aterradoras poscrísis alimentarias que afectan la industria de la representación en el Santo Domingo de estos volátiles umbrales del siglo XXl, la galería de arte District & CO. /Gustavo Mejía Ricart #ll, Naco/, con poco más de tres años de actividad, persiste sobre los frutos de la osadía como emergente propuesta digna de seguimiento.
District & CO. exhibe actualmente Barracuba II, una colectiva de los artistas cubanos Ángel Urrely (1970), Niels Moleiro (1975), Mario-Mayito- González (1969), Wilfredo Torres (1950) y Enrique Wong Díaz (1975). Se trata de la segunda edición de una propuesta armada por el joven artista Mario Dávalos a finales del verano del 2006 y quien ahora retorna insípido y aun más minimalista curador, presentando un conjunto equilibrado en distintos medios, técnicas y estilos, donde se tornan medulares las pinturas y dibujos de Ángel Urrely y la obra cerámica de Wilfredo Torres.
Inesperadas, visualmente atractivas y formalmente resistentes son las dos pinturas oscuras de Enrique Wong. En estas obras el artista materializa con rigor y efectividad un espacio pictórico profético, imprevisto; de un aire enrarecido, superreal, extrañamente místico. Sin embargo, ante los intentos hiperreales de Niels Moleiro uno debe arriesgarse y poner sobre cuestión esa búsqueda estilística y resolutiva inminentemente anacrónica. Lo mismo aplica a los ejercicios pictóricos informales de Mayito González.
Los dibujos y pinturas de Ángel Urrely y las geniales piezas en cerámica de Wilfredo Torres, constituyen el núcleo de obras que aporta resistencia y trascendencia al corpus expositivo de Barracuda ll. Las esculturas en cerámica de Torres nos atrapan por su fresca incursión en una dialéctica del absurdo y por el grado de especialidad con que materializa su lúcida fantasmática entre lo sutil, lo bizarro, la preciosidad del non sens y la ironía demoledora.
Wilfredo Torres es ceramista, escultor, dibujante y diseñador gráfico. Creador independiente, miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y de la Asociación Internacional de Artistas Plásticos (AIAP). Ha sido director de artes de la revista humorística Dedete-1971-1991; Jefe de diseño del periódico Juventud Rebelde -1992-1993-1994-, y jefe de artes de la Revista Opina (1980-1982). Ha diseñado publicaciones como La Gaceta de Cuba (UNEAC). Es profesor de la Escuela de Diseño Altos de Chavón. Ha expuesto sus obras en Cuba, Estados Unidos, Puerto Rico, Granada, Nicaragua, México, Alemania, Canadá, España, Inglaterra, Italia, Bulgaria, Rusia, Turquía, Grecia, Japón , Francia, República Dominicana, Granada, Checoslovaquia , Croacia y Polonia.
Con su obra Enlatado de Aguas Territoriales-El Colmado-, Ángel Urrely sorprendió a muchos al obtener uno de los ocho premios igualitarios de la pasada XXlV Bienal Nacional de Artes Visuales (2007). Luego de nueve años de residencia en Santo Domingo, el artista toma cierta distancia de los temas cubanos y se adentra en sus investigaciones sobre la visualidad, la magia consubstancial, los sueños, los rituales del caos, los juegos, el alma popular
Tal como advierte Laura Gil Fiallo, investigadora del Museo de Arte Moderno: La producción reciente de Ángel Urrely, dentro de una línea que no dudaríamos en clasificar como un Neo Pop» antillano, que incorpora elemento magicistas y surrealizantes, se ocupa del fenómeno de los juegos de azar como un componente importante de la cultura popular dominicana. Una investigación que le ha permitido incluir el cromatismo, tipografías y elementos iconográficos propios de las bancas de juego dominicanas, además de otros que proceden de su propio universo visual, como los bestiarios y las imágenes seriadas, dan forma a un conjunto original , intenso, y con auténtico poderío visual y de la imaginación.
Sobre las claves de su obra actual, se impone citar al mismo artista: Si sales a pasear por la República Dominicana y das un tropezón, lo más probable es que caigas en una banca de apuestas. No hay esquina dominicana que le falte la combinación de cuatro paredes y un millón de colores fluorescentes, que ocupan sólo un mínimo espacio físico, pero que poseen la fuerza necesaria para unir a muchos sin importar su estatus bancario. Los une en un viaje de boletos múltiples, con destino a un mundo lúdico cuyo portal parece nunca cerrar. Los números que aparecen en mi obra son los números que han sido premiados en los sorteos millonarios y aparecen pequeñas zonas talismanizadas con estas cifras que han cambiado por completo la vida de un jugador.