Artritis y artrosis
sin nada de dolor

<P>Artritis y artrosis<BR>sin nada de dolor</P>

Ambos nombres llevan a confusión, pero la artritis y la artrosis son dos enfermedades diferentes, así como sus síntomas y consecuencias. Aunque ambas son dolencias crónicas  que se manifiestan en las articulaciones, afectan a un altísimo porcentaje  de la población y han llevado a los especialistas a ensayar con novedades clínicas.

Estas enfermedades aunque se tiende a denominarlas indistintamente, no son iguales, una no es sinónimo de la otra.

La artrosis

Se manifiesta  en personas de edad avanzada, ya que se debe a la degeneración  del cartílago, que no es otra cosa que uno de los tejidos que forman las articulaciones, cuya función es amortiguar el esfuerzo, así como el movimiento.

La artritis 

En cambio, puede manifestarse a partir de los 45 años, a veces, incluso se da durante la infancia, y está relacionada con alteraciones del sistema inmune. El hecho de que  se confundan se debe a que ambas tienen el síntoma inequívoco del dolor profundo en zonas internas en las que no hay diferencia. Esto, por no hablar de una tercera acepción que se introduce en el mismo saco, junto a las dos anteriores: el neuma, que no es en sí mismo una enfermedad, sino un conjunto de más  de 200 patologías entre las que se encuentran la artritis reumatoide, la osteoporosis, el lupus, etc.

Causas de la artritis 

Infección: generalmente causada por bacterias o virus. Es posible que un germen, al cual casi todo el mundo está expuesto, haga que el sistema  inmunológico reaccione de forma anormal en individuos más susceptibles a contraer la artritis reumatoide.

Enfermedad autoinmune:  se presenta cuando el cuerpo se ataca a sí mismo, porque el sistema inmunitario cree que una parte de éste es extraña.

Desgaste: deterioro general de las articulaciones.

Síntomas. Dolor e inflación articular: estas señales físicas de la artritis se deben a la inflamación del revestimiento, o membrana sinovial (membrana que alimenta, protege y cubre los cartílagos), de las articulaciones.

Rigidez:  se padece, sobre todo, por las mañanas, e igualmente está causada por la inflamación de la membrana sinovial. Esta suele ir desapareciendo a medida que el paciente ejerce su actividad diaria normal.

Calor intenso y enrojecimiento alrededor de la zona afectada: está causada por la inflamación persistente.

Tratamiento

Depende de la particularidad, gravedad de la patología, las articulaciones afectadas, así como del modo en que la dolencia influye en las actividades diarias del enfermo, su edad y ocupación. Antes de recurrir a los medicamentos, conviene hacer variaciones en el estilo de vida.

Ejercicios moderados,  diseñado para cada caso, que ayuda a mantener las articulaciones saludables, aliviar la rigidez, reducir el dolor y mejorar la fortaleza, tanto ósea como muscular.

Descansar adecuadamente es tan importante como el ejercicio. Dormir 8 horas diarias y, de ser posible, hacer siesta ayuda a una pronta recuperación y puede prevenir el empeoramiento.

Evitar posturas o movimientos que  ejerzan tensión adicional sobre las articulaciones afectadas.

Reducir el estrés: el estrés empeora los síntomas. Muchos terapeutas recomiendan hacer yoga o tai chi.

Una dieta rica en  Vitaminas y minerales, específicamente antioxidantes como la vitamina E, que se encuentran en frutas y verduras. Los alimentos más recomendados son: levadura de cerveza, germen de trigo, ajo, semillas de girasol y las nueces. También es recomendable ingerir ácidos grasos ricos en omega 3 que proceden de peces como el salmón, la caballa o el arenque. La fisiología  puede aliviar los síntomas: aplicando contrastes de calor y frío a la zona. También alivia la hidroterapia, masaje con hielo, e incluso la estimulación nerviosa transcutánea.

Cirugía

Las dos intervenciones médicas más comunes son: inyecciones de líquido sinovial en la articulación artrítica. El cuerpo genera de un modo natural este lubricante, pero aquellas personas que padecen dicha patología no lo producen en las cantidades suficientes.   Cirugía para reconstruir la articulación, también denominada artoplastia o cirugía de reemplazo, cambia las articulaciones completa. Se lleva a cabo cuando ni los cambios de estilo de vida del paciente ni los medicamentos producen una mejoría.

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