POR MAICKEL RONZINO
Pertenecen a generaciones diferentes, pero están unidos por una pasión que les desborda a ambos por igual: el cine. Críticos cinematográficos de oficio, les une también una misión que puede ser muy beneficiosa para directores, actores, productores y técnicos cinematográficos, tanto dominicanos como extranjeros: la Dirección Nacional de Cine.

Arturo Rodríguez y Félix Manuel Lora son los “fiebruses” del Séptimo Arte que ocupan las posiciones de director y subdirector de la nueva institución dependiente de la Secretaría de Cultura.

República Dominicana ha tomado cierto auge en los últimos tiempos, ya sea por las producciones de dominicanos residentes en el país o en el exterior, especialmente Estados Unidos; además de ser hogar de diversas producciones extranjeras, como la reciente “La fiesta del chivo”, de Luis Llosa, o “The Lost City” -varios meses atrás-, de Andy García.

Fomentar y proyectar el cine local, así como facilitar el rodaje de producciones extranjeras en suelo dominicano, son finalidades primordiales de una institución en la que Rodríguez y Lora, así como muchos cineastas y aspirantes a serlo, tienen cifradas muchas esperanzas.

Entre las necesidades a satisfacer por la nueva dependencia estatal está obviamente el poder manejarse con recursos satisfactorios, al punto de que la Dirección Nacional de Cine pueda incluso apoyar económicamente producciones locales.

Pero necesita también de una Ley de Cinematografía, destaca Félix Manuel Lora, que les permita a ellos –y la producción de películas en general– manejarse en un ámbito más propicio para el cine dominicano, al igual que los productores internacionales que se interesen en filmar en el país.

Destaca Arturo Rodríguez Fernández que el flujo de producciones extranjeras, al igual que el auge de proyectos nacionales, ha acelerado el proceso de creación y toma de conciencia alrededor del potencial del cine en República Dominicana. Tanto el interés del presidente de la República -apunta Rodríguez- de apoyar el cine dominicano, así como situaciones coyunturales, pero positivas, como el éxito editorial de “La fiesta del chivo”, que a su vez impulsó la filmación de la cinta del mismo nombre, hacen que fluya una cantidad apreciable de filmes en el país, como ocurre actualmente.

“Lo que no se debe de hacer ahora es detener ese flujo de películas”, advierte Arturo Rodríguez. “Si no se les dan facilidades, que solamente se les puede dar a través de una Ley de Cinematografía y de una Dirección que pueda trabajar con un presupuesto adecuado y con una serie de facilidades, pues entonces volveremos a irnos hacía atrás”, apunta Rodríguez.

Considera el crítico y escritor que “hay un verdadero ‘boom’ y un verdadero deseo del dominicano de hacer cine. Cada vez que Ángel Muñiz hace una película y tiene éxito eso sucede”. Hacer varias películas es importante, apunta, pero sería problemático una saturación de cintas locales, “porque tampoco es verdad que el mercado dominicano va a soportar 10 o 15 películas nacionales al año. No lo soportaría”.

Rodríguez cree que deben apoyar las producciones extranjeras porque “son además la universidad con la que cuenta un técnico. Un egresado de la UASD a lo mejor no le ha puesto la mano a una cámara, o ha tenido el dinero de un rollo para hacer un cortometraje.

Esas películas sirven para dar trabajo a nuestros estudiantes y jóvenes profesionales, y también para difundir a la República Dominicana en cualquier sentido”.

La reglamentación de la Dirección Nacional de Cine va a estar dentro de la Ley de Cinematografía, apunta Félix Manuel Lora. “Por primera vez se está poniendo la primera piedra real desde el Estado, de crear al menos una Dirección, una oficina que promueva a la vez la creación y redacción de la ley. Sin Ley de Cinematografía no se va a ninguna parte”, indica el crítico cinematográfico.

“Esto ya no se puede detener”, enfatiza Lora. “Éste es el primer organismo en toda la historia audiovisual en República Dominicana que desde el Estado busca darle forma a tantas iniciativas alrededor del cine”.