Arzobispo de la Rosa exhorta a
respetar las diferentes posiciones

Arzobispo de la Rosa exhorta a<BR>respetar las diferentes posiciones

POR PEDRO GERMOSEN
El arzobispo de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa Carpio, defendió ayer el derecho de los reeleccionistas y de los antireeleccionistas a comportarse como tales.

Sin embargo, consideró inadmisible que se vitupere a historiadores, obispos, comunicadores y otros, por su posición no reeleccionista basada en argumentos tomados de la historia y, peor aún, sostuvo, que se les ubique en partidos contrarios a los defensores de la reelección.

El prelado católico formuló sus consideraciones a través de un documento de reflexión sobre el tema, que titula «Reelecciones sí, reelecciones no».

«Si a partir de los datos históricos, se asume la postura de la «reelección no», todavía los postulantes de «reelección sí» son plenamente libres de defender su posición. Tienen todos los derechos para ello. Para fundamentarla podrán aducir todos los argumentos políticos, filosóficos o racionales que crean convenientes», sostiene.

Rechaza, empero, que para rebatir la opinión o pensamiento de alguien se caiga en insultos, descalificaciones, acusaciones personales e, incluso, a veces, en persecuciones físicas y morales. De la Rosa Carpio sostiene que la conducta de quienes actúan de esa manera es triste y cuestionable.

«Consideramos que es importante que los políticos y otras personas públicas no olviden que disentir de sus opiniones no significa ser enemigo u opositor», expresa.

«Sobre todo en cuestiones políticas, algunos dirigentes fácilmente encasillan al que no coincide con sus puntos de vista en el partido contrario», señala.

«Afortunadamente, como se dice popularmente, éste es un país pequeño y aquí nos conocemos todos», dice de la Rosa Carpio.

En el documento, en el que recuerda que la Constitución permite la reelección presidencial, el prelado católico refiere que historiadores dominicanos, a los que se han sumado  obispos y otros pensadores, han afirmado que la reelección ha sido más negativa que positiva al país.

«Así se puede traer a colación, para poner un ejemplo, que muchos de nuestros héroes patrios son celebrados, porque fueron aplastados y hasta eliminados debido a que se oponían a la reelección indefinida de tal o cual dictador», expresa.

«Incluso, se afirma que el tema de la reelección ha hecho daño a lo interno de los partidos políticos mismos, causando divisiones y luchas intestinas», expresa de la Rosa Carpio.

Indica que la Constitución ha sido una de las víctimas de esta cuestión, ya que, expresa, cuando se está en la oposición se lucha para que se elimine el artículo referente a la reelección y cuando se alcanza el poder, se busca reformarla para incluirla de nuevo.

Sostiene que vituperar a otros por la posición que asuma, ya sea reeleccionista o lo contrario, resultaría incluso peligroso, «porque indica una politización absolutizante, en la que todo se ve a la luz del prisma del propio partido.»

«Hoy por hoy la reelección está incluida y aprobada entre los artículos de la Constitución de la República Dominicana. Por lo tanto, cualquiera en nuestro país, con toda legitimidad y validez, puede ser reelecto. Es, pues, un derecho que le asiste y se debe respetar», significa.

«De ahí, también, que -agrega- con la Constitución o sin Constitución, nadie tiene derecho a vituperar, descalificar o insultar a los que dicen «reelección sí», aunque no se esté de acuerdo con esta posición.

«Ciertamente que a los oídos de éstos suena mejor la afirmación «la reelección está contemplada en la Constitución Dominicana» que aquella otra «la reelección ha sido perjudicial al país», plantea monseñor de la Rosa Carpio.

«Es útil y conveniente, del mismo modo, que los que opinan con todo derecho «reelección no» tengan presente el derecho constitucional actual de los que opinan «reelección sí.»

Parafraseando el planteamiento de Jesucristo, de dar el César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, el prelado católico, recomienda:

«Dad a los políticos el que se maltraten verbalmente  entre ellos en cuestiones de elecciones y reelecciones (cosa que consideramos, por otra parte, que no les hace bien, pero es su opinión), si así lo deciden, pero dad al pueblo y a cada ciudadano el respeto necesario, para, sin maltratarlo, opinar sobre esta materia y otros con la libertad propia de una democracia.

«Dad a los políticos el derecho de elegirse o reelegirse, según la Constitución y leyes dominicanas actuales, pero dad al pueblo su derecho a opinar sobre ventajas y desventajas al respecto, de acuerdo a esa misma Constitución y leyes, sin que ningún político se sienta criticado por ello.

«Dad a los políticos el derecho de hacer promesas u ofrecer soluciones a los problemas nacionales, pero dad al pueblo el derecho y el deber de exigir el cumplimiento de esas promesas u ofrecimientos, no importando si el gobierno es electo o reelecto».

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