Arzobispo revela Pepén fue perseguido

Arzobispo revela Pepén fue perseguido

POR JUAN RAMON INIRIO
HIGÜEY.-
El arzobispo metropolitano de Santiago de los Caballeros, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, reveló que el fenecido monseñor Juan Félix Pepén Solimán sufrió persecuciones en esta ciudad por causa de la justicia.

Agregó que el primer obispo de la Diócesis de Higüey fue uno de los grandes símbolos de los que en este país reclaman justicia, igualdad para todos y la distribución de los bienes.

 De la Rosa y Carpio externó sus consideraciones durante la homilía que pronunció en la misa celebrada en la basílica de Nuestra Señora de La Altagracia, previo al sepelio del religioso fallecido.

Por su parte, monseñor Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, obispo de esta diócesis, definió a monseñor Pepén Solimán como un  hombre generoso, desprendido, no apegado a nada en este mundo y que ejerció su ministerio sacerdotal con responsabilidad y seriedad.

«Tenemos que darle gracias a Dios por haber tenido un hombre que entendió el misterio de que nos habla San Pablo, esa tarea que le fue asignada de anunciar el evangelio, lo cual cumplió a plenitud», expresó.

Por su parte, De la Rosa y Carpio, quien además es el presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, dijo que Pepén Solimán fue absolutamente desprendido y que todos sus bienes estaban a disposición de los demás; libre frente a todo lo que puede ser dinero, ambición, poder e influencia.

Señaló que el obispo Pepén  Solimán  fue un hombre sufrido, «y no cualquier tipo de sufrimiento, sino sufrimiento en su cuerpo, físicamente, durante casi 70 años, que estuvo siempre bajo vigilancia médica, porque siempre estuvo enfermo».

Sin embargo, monseñor De la Rosa y Carpio manifestó que monseñor  Félix Pepén  siempre fue un hombre feliz, a quien nunca se le oyó quejarse.

Dijo que ya anciano, el fenecido obispo altagraciano no perdía la memoria y que hablaba del presente, que aspiraba a que éste fuera un pueblo que tuviera autoridades que pudieran saciar el hambre y la sed de justicia.

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