Asalariadas que secundan los médicos en horas cruciales. No dudan en dar el paso tan pronto se les presenta la oportunidad de instalarse en países reconocidos porque las tratan con dignidad y disponen las remuneraciones que corresponden a sus significativos roles en favor de la salud y la vida del prójimo.

Las enfermeras dominicanas están sumadas a la fuga de recursos humanos calificados que atraviesa mares aunque preferirían obtener aquí mismo respuestas positivas a las demandas de condiciones de trabajo que les han negado.
La calidad de las atenciones a pacientes en hospitales y clínicas depende en gran medida de las aptitudes y responsabilidad ética del personal que en diferentes áreas asiste a los médicos.

En ese elenco auxiliar figuran mayoritariamente mujeres diplomadas que han sido contratadas para exigentes y específicas tareas de nivel profesional que deben ser bien pagadas, a lo que pocas veces acceden empleadores públicos y privados tanto en conferir ingresos justos como en asignarles únicamente las labores que corresponden a su formación.

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El oficio de enfermería está sujeto a horarios implacables de jornadas extendidas y súbitas adiciones de turnos forzosamente o por necesidad de compensar con más trabajo la pequeñez de los sueldos.

La relación laboral con un sector asistencial comprometido con la buena marcha de los centros de salud tiene que ser revisada en atención a las reales necesidades de sus integrantes.