Asaltan los Reyes Magos en barrio capitalino

Asaltan los Reyes Magos en barrio capitalino

Tras un encuentro casual con el director de la ODC (Oficina de Desarrollo de la Comunidad) y presidente del partido UDC, Luis Acosta Moreta, alias Luis El Gallo, me convencí de que sería interesante conocer más acerca de la experiencia de este político poco común (no necesariamente atípico), en sus célebres cruzadas populares. Me expresó sus dificultades, como político y como funcionario, en cuanto auxiliar a los necesitados y a la juventud de determinados barrios, debido a que el negocio del narcotráfico ha sido asumido por la comunidad.

Esto es, que la comunidad como entidad con sentido de grupo territorial, consciente de su identidad y definición territorial, participa y patrocina el negocio tal. Esto no es exactamente una novedad, pero causa mayor aprensión que sean ancianos, padres de familia y niños quienes participan en actividades de transporte, traslado, venta, encubrimiento, y en aupamiento de los actores a niveles de liderazgo local. Me explicaba El Gallo que los narcos patrocinan equipos deportivos y actividades recreativas, a través de dueños de negocios locales.

Los partidos, la ODC  y demás agencias gubernamentales y ONG, carecen de presupuesto, estrategias, credibilidad y liderazgo para competir con las agrupaciones delictivas, en barrios que la Policía no controla. Con demasiada frecuencia los vecinos son socios, protegidos, empleados o simpatizantes de las bandas, y estas  se han constituido en canales de efectiva inserción de los pobladores en la sociedad o en sociedad alguna. Así, su sentido de ser alguien, de ser tenido en cuenta, tener una identidad, un rol, una posición y un lugar en el mundo, deriva de diversas maneras de sus vínculos con el narco. Un modelo que reproduce el sistema clientelar partidario y extra-partido que han desarrollado los líderes políticos dominicanos de la presente generación.  Mafia y comunidad, partido y clientela, son en gran medida un mismo fenómeno. Los narcos, dice El Gallo, son a menudo las únicas personas verdaderamente “humanas” que ellos conocen, que los ayudan.

El pasado día de Reyes, Luis El Gallo,  viéndome interesado en el tema, me dijo del desfile que él y sus gentes organizaron. Batón ballet con hermosas jovencitas, con faldas cortas y piernas largas, bailaban al compás de una marcha amerengueada: “con mi burrito sabanero voy camino de Belén”, caballos y burros  cargados de juguetes. Alegre, vistoso espectáculo… hasta que lugareños se arremolinaron violentos en derredor y despojaron a los Santos Reyes de su cargamento. Contrariado pero sereno, El Gallo prosiguió su desfile, como cualquier funcionario y político, con pompa y algarabía, pero con las árganas vacías, ante una multitud descreída, ansiosa por consumir y depredar. Cómo han visto hacer en las cumbres del poder con las árganas del Estado.  

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