Que pase la próxima paciente”, esa fue la disposición de una ginecóloga de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, en Santo Domingo, pero “el paciente” fue un atracador que entró al consultorio, en vez de la adolescente y tomó las pertenencias de la médica, luego de encañonarla con un arma de fuego.

Sembró pánico. Tras el hecho, el pánico se ha apoderado de los médicos, las enfermeras y de todo el personal que labora en la más emblemática maternidad de la capital dominicana.

En la maternidad nadie quiere hablar del atraco, pues el asaltante arrasó con prendas, como los anillos de boda y graduación de la médica, pero la mayor incertidumbre se mantiene por las amenazas que hizo el delincuente contra la ginecóloga, a la cual mantuvo cautiva en su consultorio.

El asaltante amenazó la profesional, advirtiéndole que si lo denunciaba, él sabía donde estaba su vivienda y su familia, con los que acabaría.

Esta médica atendía una sala de consultas en la que había por lo menos menores de edad, las cuales serían consultadas por varias facultativas.

En ese sentido, los gremios de enfermeras que lidera Rafaela Figueroa, advirtieron que el hecho no es aislado, a su juicio, se debe a la orfandad en que están todos los centros de salud del país.

Deterioro. Señalaron que es insoportable el deterioro que presentan hospitales como la maternidad La Altagracia, el Cabral y Báez, de Santiago y el Antonio Musa, de San Pedro de Macorís.

En el caso de la Maternidad La Altagracia, continúan dos, tres y cuatro parturientas acostadas en la misma cama, mientras el hacinamiento está en las áreas de consulta e internamiento.

Llama la atención la modalidad de asalto en áreas reservadas a mujeres embarazadas. Justamente por eso es que estamos atemorizados, dijo una médica en el parqueo del centro