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En realidad, se trató de cuatro horas que estremecieron de pánico al mundo. Hordas de fanáticos asaltando el Capitolio de Washington, el pasado 6 de enero, instigados por el discurso enfurecido y díscolo del presidente de la mayor potencia económica, política y militar de la Tierra, Donald Trump, con el objeto de hacer variar la certificación de los votos que favorecen a Joe Biden como presidente de la República. eso sucedía mientras los legisladores de ambas cámaras decidían su certificación como vencedor en las elecciones del 3 de noviembre último.
Por el evidente golpe de Trump al tradicional modelo de democracia estadounidense, fenómeno que el filósofo y escritor francés, Alain Badiou ha llamado un síntoma, no un símbolo, la Cámara de Representantes nuevamente lo ha sometido este miércoles a un “impeachment” o juicio político, acusado de “incitación a la insurrección” por los violentos sucesos de la semana pasada en el Capitolio.
Independientemente de la respuesta que dé el Senado sobre la acusación, ya gran parte de la comunidad empresarial de su país, las redes sociales y líderes del mundo, inlcuidos los 10 reo que votaron po el juicio han reprochado su conducta.
Trump es el tercer presidente estadounidense sometido a “impeachment”. Además del de ahora, enfrentó a principios de 2020 el primer sometimiento, por abuso de poder y obstrucción al Congreso. Resultó absuelto.
El primer caso de juicio político correspondió a Andrew Johnson, que gobernó en el período 1865-1869, por el intento de despedir al secretario de Guerra, Edwin Staton, por desacuerdos sobre la reconstrucción del país tras la Guerra de Secesión. resultó absuelto. Históricamente el primer caso. En 1868, Johnson intentó arrendar o comprar la bahía de Samaná y se propuso, también, anexar la isla de Santo Domingo (Haití y la República Dominicana) a los Estados Unidos.
El presidente Bill Clinton, que gobernó entre 1993 y 2001, fue el segundo en ser enjuiciado, en 1999, por perjurio y obstrucción de la Justicia, en el sonado caso de Mónica Lewinsky, la exbecaria de la Casa Blanca. También resultó absuelto. En relación al presidente Richard Nixon (1969-1974), responsable del caso “Watergate” y acusado de obstrucción de la Justicia, abuso de poder y desacato al Congreso, la Cámara de Representantes anunció su sometimiento; Nixon prefirió renunciar a la Presidencia, el 9 de agosto de 1974, antes de tener que enfrentar el “impeachment”.
Mientras avanzan los días hacia el acto de toma de posesión del nuevo Presidente, el 20 de enero en curso, también crece como espuma la incertidumbre. Atrás han quedado los cinco muertos, heridos y apresados; las acciones de vandalismo y destrucción en las oficinas de ambas cámaras, así como los momentos de terror que sufrieron legisladores, incluyendo el vicepresidente Mike Pence y su familia, y el personal del Capitolio.
Así, iracundos trumpistas, en el interior del edificio, preguntaban dónde estaba el Vicepresidente; ante ese panorama, si los que sesionaban en el hemiciclo no hubiesen sido llevados a tiempo a zonas de buen resguardo, ¿quién puede negar que pudo haber ocurrido lo peor?
Ahora se agregan las declaraciones del FBI y de la Junta de Jefes de Estado Mayor del Ejército estadounidense, que no dejan de ser también preocupantes: la agencia de intelegencia ha alertado sobre los planes de protestas armadas en las 50 capitales de los estados y en Washington, en los días previos y hasta la investidura de Biden.
Por ello, esa emblemática ciudad se ha fortificado como nunca para la toma de posesión. Y el que los altos mandos militares del país, tengan la necesidad de mostrar públicamente su condena a “la acción insurreccional” contra el proceso democrático, y reiterar su apoyo a la Constitución y el pacífico traspaso de mando la próxima semana, confirma cuán profundas son las diferencias y la crisis que vive esa sociedad. “Cualquier acto que altere el proceso constitucional no es solo contrario a nuestras tradiciones, nuestros valores y nuestro juramento sino que va contra la ley”, concluye el comunicado.
El Pentágono ha estimado en cerca de 30 mil los soldados participantes en los operativos de estos días, además de los diversos cuerpos policiales.
A juzgar por el alto nivel de despliegue de militares y policías en lugares estratégicos, se evidencia la profundidad de los conflictos. Así lo patentiza el siguiente cable de la agencia EFE:
“Washington volvió este miércoles a mostrar imágenes impensables para la capital de EE.UU., como fueron las de los legisladores por los pasillos del Legislativo entre docenas de miembros de la Guardia Nacional tumbados descansando en los fríos suelos de mármol del Capitolio como parte del masivo dispositivo de seguridad”.