Asamblea ONU fomenta el debate y no aporta soluciones

Asamblea ONU fomenta el debate y no aporta soluciones

NUEVA YORK
AP.
 Fue una reunión de más de cuatro horas en medio de un ambiente de extrema tensión, pero sus resultados fueron provechosos: Ecuador y Colombia reanudaban diálogos después de más de seis meses de haber roto sus relaciones diplomáticas.   

El canciller ecuatoriano Fander Falconí y su homólogo colombiano Jaime Bermúdez se toparon con una avalancha de reporteros a la salida de su encuentro en el edificio del Consejo de las Américas. Ambos se encontraban en Nueva York, en septiembre de 2009, con motivo del debate anual de la Asamblea General de Naciones Unidas.    “Estamos iniciando un proceso que ayer arrancó yo diría de forma positiva”, dijo Falconí a las cámaras.

El restablecimiento de esas relaciones —inexistentes desde que el ejército colombiano atacó un campamento militar de las FARC en territorio ecuatoriano en 2008 para dar de baja al líder guerrillero Raúl Reyes— es un ejemplo de los avances ocurridos en el marco de la reunión de la Asamblea General que se da en Nueva York cada año y que empieza la semana que viene.

La resolución de problemas internacionales y entre naciones, no obstante, no ocurre de manera frecuente durante la Asamblea, sino que es la excepción, aseguran expertos consultados por The Associated Press.    Lo que ofrece la reunión general de la ONU es una plataforma única para que los presidentes planteen sus ideas al mundo.

La presencia de los mandatarios facilita el que se adelanten encuentros bilaterales y multilaterales que sí pueden ayudar a solucionar conflictos, avanzar en alianzas, iniciar diálogos rotos y generar novedades importantes, como lo ocurrido en el caso de Ecuador y Colombia.

La Asamblea General ayudó a crear la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) en 2007 y el Comité de Descolonización de la ONU, que forma parte de la Asamblea General, y que debate cada año la disputa entre Gran Bretaña y Argentina por las islas Malvinas.

Durante la crisis política que vivió Honduras después del golpe de estado en 2009, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, aprovechó el marco de la Asamblea General para reunirse con el presidente de Honduras, Porfirio Lobo, y buscar formas de hacer posible el regreso al país del derrocado mandatario Manuel Zelaya.

El entonces presidente de la Asamblea General, el nicaragüense Miguel d’Escoto, viajó a Honduras con Zelaya para intentar resolver la crisis.   

Sin embargo, de la reunión sobre todo salen declaraciones de presidentes que agitan el avispero y que poco contribuyen a la concordia de los pueblos.

Muchos recuerdan aún el discurso del presidente venezolano Hugo Chávez ante la Asamblea General calificando a su colega estadounidense George W. Bush de “diablo” o al presidente boliviano Evo Morales defendiendo la despenalización de hoja de coca.    “Huele a azufre todavía”, dijo Chávez, en referencia al ex mandatario norteamericano que había hablado el día anterior en la Asamblea.   

“Normalmente, en este tipo de foros las partes más productivas son las reuniones informales, las bilaterales”, dijo Michael Shifter, presidente del Diálogo Inter-Americano, un centro de análisis con sede en Washington que analiza temas que afectan al Hemisferio Occidental.

“Creo que el principal objetivo para muchos líderes, incluidos los latinoamericanos, durante la Asamblea General es ganar visibilidad y enviar un mensaje sobre cuál es su agenda y su perspectivas en muchos temas, para intentar influenciar el debate de alguna forma”.    “Los discursos que se dan también sirven para hablar a la audiencia que tienen en Latinoamérica.

 La gente allí se siente bien al ver a su líder hablando al mundo. Ahí hay un beneficio político”, agregó.    La Asamblea General no es un cuerpo ejecutivo, señaló Heraldo Muñoz, subsecretario general de Naciones Unidas y director regional para Latinoamérica y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, quien opina que ese cuerpo ha aportado beneficios sin precedentes a Latinoamérica, como la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos o el empuje para intentar lograr los Objetivos del Milenio, en los que aún se trabaja.    “Es una asamblea, genera un clima de diálogo”, dijo Muñoz, quien fue varios años embajador de Chile ante la ONU. “Por supuesto, los mandatarios hablan al mundo y a sus propias opiniones públicas. Hay diversos actores que no van a escuchar a ese presidente si no es en la Asamblea General. No hay otra ocasión semejante para hacerlo”.

Para otros, el organismo adquiere un carácter repetitivo, que condena todos los años el embargo comercial de Estados Unidos contra Cuba sin que Estados Unidos lo levante, con el mismo número de países oponiéndose al bloqueo, o el escuchar, año tras año, testimonios similares en referencia al debate por la soberanía de las islas Malvinas, con los mismos resultados: nulos.

 La Asamblea General es un organismo que actúa como foro de diálogo y en el que sus 193 países miembro tienen derecho a voto.

 El cuerpo se reúne cada semana y aprueba una gran cantidad de resoluciones, que van desde el financiamiento de las misiones de la ONU en Liberia hasta la aprobación de informes de la Corte Internacional de Justicia.    La última semana de septiembre de cada año, la ciudad de Nueva York acapara la atención mundial con el inicio de la Asamblea General y el arribo de muchos presidentes del mundo.

Sus discursos son televisados y muchos aprovechan su visita para hacer ruedas de prensa y conceder entrevistas a medios de comunicación internacionales. También participan en actos cubiertos por los medios, como la visita el año pasado a una iglesia de Manhattan por parte del presidente boliviano Evo Morales y los cancilleres de Cuba, Argentina y Venezuela para rezar por la salud del presidente Chávez, quien padece cáncer pero no revela de qué tipo.   

Es complicado saber qué ocurre realmente durante el debate anual de la Asamblea General, ya que mucho se negocia tras las bambalinas, opinó Christopher Sabatini, director de Políticas para el Consejo de las Américas.    “Es difícil lograr soluciones importantes en un foro público tan enorme”, dijo Sabatini. “Incluso si eso se logra, las conclusiones que se lleva el público son la ridícula naturaleza de algunos de los discursos, como el de Chávez diciendo que quiere establecer la sede de la ONU en Caracas, o el interminable de (Moamar) Gadafi (que habló una hora y media en el 2009, cuando teóricamente se les da 15 minutos). Eso genera titulares pero no pasa nada más”.   

“Se expresa un consenso general y eso es importante, pero lo que no se ofrece es una resolución”, concluyó Sabatini.    La Asamblea es un sitio ideal para que los líderes de países en conflicto busquen acercamientos. O para que varias naciones coordinen políticas en relación con países o situaciones específicas. No aporta demasiado si no hay conflictos.   

Shifter predijo que este año en la Asamblea General se podría hablar sobre las conversaciones de paz que el gobierno colombiano anunció recientemente con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. La Asamblea podría ser “útil para ver lo que los colombianos pueden hacer con el objetivo de poner fin al conflicto”, señaló.   

El presidente colombiano Juan Manuel Santos anunció en septiembre que su gobierno iniciaría negociaciones de paz con las FARC en octubre en Oslo, Noruega.

Tema de Siria dominará   encuentro

NACIONES UNIDAS. AP. Las sublevaciones democráticas en el mundo árabe y el intento palestino para ser miembro en Naciones Unidas generaron el año pasado emoción y esperanza en el encuentro de líderes mundiales en la ONU.

Pero con la atroz guerra en Siria, la marginación de la solicitud palestina y las mortíferas protestas generadas por un video antiislámico, el humor en la reunión de este año es de decepción y frustración.   

Más de 120 presidentes, primeros ministros y monarcas se reunirán esta semana bajo una fuerte seguridad en la Asamblea General de Naciones Unidas y los eventos suplementarios del encuentro también estarán dominados por las crecientes tensiones por el programa nuclear de Irán y la posibilidad de un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Teherán; el avance de la red terrorista al-Qaida en el oeste africano, en especial en Malí, y el primer declive en años en la ayuda internacional para ayudar a los países pobres a combatir la pobreza.

El secretario general Ban Ki-moon predijo que la sesión ministerial, que comienza mañana, será una de las más atareadas, lo que refleja el “tumultuoso tiempo en el que vivimos, una época de agitación y transición”.

También se lleva a cabo “en un contexto de generalizada violencia ligada a la intolerancia”.    Previo a la apertura de la sesión ministerial, el jefe de Naciones Unidas invitó hoy a los líderes al primer encuentro de alto nivel sobre el estado de derecho.

Las claves

1.  Buscan solución

 El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reunió ayer con el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, y le instó a demostrar “la naturaleza pacífica” del programa nuclear de su país y lograr así la confianza de la comunidad internacional.

 2.  Obama irá a cumbre, pero no tendrá reuniones bilaterales

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, limitará su visita a la ONU a su discurso de mañana, martes, ante la Asamblea General y no tendrá reuniones bilaterales con otros líderes, ya que está centrado en su campaña por la reelección y pasará apenas 24 horas en Nueva York.

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