Asco

Asco

Comienzo el año 2009 con una sensación de asco político. Nunca me he contado entre los analistas más pesimistas de la sociedad dominicana. Casi siempre he creído en la posibilidad de construir una sociedad más decente y justa, y aún en momentos de pesimismo, he pensado que existe algún camino posible para alcanzar esos objetivos enaltecedores de la vida humana.

Sin embargo, hoy confieso que me siento asqueada. Diciembre 2008 fue un mal mes para la República Dominicana en términos políticos.

Las nuevas revelaciones de la magnitud del narcotráfico, como en el caso Quirino, desalienta, sobre todo, por la supuesta complicidad de funcionarios públicos.

El fallo de la Suprema Corte de Justicia descalificando a los demandantes del caso Sun Land libera al Poder Ejecutivo de posibles sanciones por malas acciones y restringe las acciones ciudadanas.

El escándalo de los miembros de la Cámara de Cuentas por el doble sueldo puede no haber sido ilegal, pero fue ilegítimo.

Y para cerrar con broche de oro este diciembre desalentador, aparecieron los indultos presidenciales.

Todos estos casos revelan el estado de descomposición en que se encuentra el poder político dominicano. Hay una crisis de la ética del poder, que a fin de cuentas es una crisis de la ética personal.

Tomemos los casos de la Cámara de Cuentas y los indultos, para comentar.

El sentido común indica que si los miembros de la Cámara habían trabajado pocos meses, debían adjudicarse un doble sueldo por el tiempo trabajado. Pero no fue así; tomaron el doble sueldo completo y lo defendieron públicamente como acto legal.

Ante la presión pública decidieron devolverlo y aparecer como figuras desprendidas que ameritan la ovación pública. Pero el dinero no les pertenecía legítimamente. Actuaron mal y no pueden pretender aparecer como funcionarios respetables.

Además, si no tuvieron criterios morales para establecer sus bonos navideños justamente, y fue sólo bajo presión pública que devolvieron el dinero, ¿qué confianza puede tener la ciudadanía en que esos funcionarios podrán auditar los que cometan faltas en la administración pública?

Los miembros de la Cámara de Cuentas pueden envalentonarse y decir que no renunciarán, como lo han hecho; tampoco el Congreso los obligará a renunciar porque hace poco se deshicieron de la Cámara anterior. Pero que sepan los actuales miembros que su honor ha quedado manchado.

Por su parte, los indultos presidenciales de diciembre 2008 pasarán a los anales del descaro político dominicano.

Si los implicados en los casos Renove y Baninter fueron condenados es posible asumir que hubo culpabilidad, porque a la justicia dominicana apenas llegan algunos casos de desfalco público y privado, y cuando llegan, son con frecuencia desestimados.

¿Cómo se sentirán ahora los jueces que arriesgaron su pellejo en sentencias a figuras poderosas?

Si el presidente desea comenzar a liberar los acusados en el caso Baninter, e inició el proceso con la inculpada que prestaba más fácil justificación por el pánico en que se ha cobijado para no ir a la cárcel, ¿por qué liberó los del Plan Renove?

La motivación ha sido política, no clemencia humanista.

Lo hizo para silenciar al PRD, principal partido opositor, de manera que no active su maquinaria contra el indulto del caso Baninter, y además, para tener algunos operadores políticos del transporte bajo su mango.

El descaro presidencial aumentó al convocar una rueda de prensa para justificar los indultos por razones de compasión cristiana a personas enfermas.

Al igual que los miembros de la Cámara de Cuentas que buscan ser santificados por haber devuelto dinero que no les correspondía, el Presidente Leonel Fernández ha buscado la aprobación pública al comparecer ante periodistas para explicar su acción.

Pero argumentar compasión cristiana para justificar esos indultos es una falsa piedad que no amerita la aprobación pública, sino el látigo de Jesucristo, porque la misericordia sin justicia no es compasión cristiana sino favoritismo.

Asco y miedo da ver el deterioro institucional de la precaria democracia dominicana que se evidenció en diciembre 2008.

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