Aseguradoras de vehículos ¿una estafa?

Aseguradoras de vehículos ¿una estafa?

El 17 de marzo de 2003, mientras transitaba en mi vehículo por la avenida Máximo Gómez, en dirección Norte-Sur, fui impactado, en el guardalodos trasero derecho, por otro vehículo marca Skoda, modelo 2002, que manejaba una señora sin licencia de conducir que salía de una estación gasolinera ubicada en la intersección de la Máximo Gómez, esquina Juan Sánchez Ramírez de la capital.

Tan pronto se produjo el choque, me detuve para conversar con la señora y un joven que le acompañaba. En principio, ella se negaba a reconocer que había cometido una imprudencia al intentar cruzar una avenida con tanto tránsito, sin tomar las debidas precauciones.

Debido a su intransigencia, la invité al Departamento de Tránsito de la Policía a presentar nuestras quejas y se negó, alegando que no tenía licencia de conducir. Le pedí entonces que cargara con los costos de la reparación de mi vehículo y me respondió que era una abogada sin empleo. Cuando la discusión subía un poco de tono, el joven Marcos Antonio de los Santos, que la acompañaba, me sugirió que si yo aceptaba que él se hiciera responsable del choque, acudiríamos a la Policía sin problemas porque él poseía licencia. Acepté la sugerencia del joven, quien lucía más decente y conciliador.

En la Policía se levantó el acta número PO2367-03 y el joven De los Santos la firmó y declaró lo siguiente: «Señor, estoy de acuerdo con al declaración del primer conductor; con el impacto yo resulté ileso y mi vehículo con daños en el bumpers delantero izquierdo y los cubrepolvos. No hubo lesionados». De los Santos posee la licencia de conducir número 00100369248 y su compañía aseguradora es el Banreservas, donde tiene la póliza 2-501-000493.

Con el acta policial en mis manos, fui a un taller de reparación a evaluar los daños de mi vehículo, los cuales ascendieron a RD$12,700.00 (doce mil setecientos pesos, cuando la prima estaba al 20 por 1) y le tomé a mi Honda Civic ’98 varias fotografías, ilustrativas de las abolladuras. Días después me presenté a la compañía de seguros del Banreservas, ubicada en la Lope de Vega, para depositar todo el papeleo requerido, con la esperanza de que muy pronto me resarciera los daños.

Han pasado los meses y cuando llamo a la compañía me responden lo mismo de siempre: que el señor Marcos Antonio de los Santos aún no ha ido a la compañía a firmar su declaración. He llamado al Joven De los Santos en varias ocasiones y la última vez que conversé con alguien de su casa me dijo que había emigrado a los Estados Unidos. En la compañía me aseguran que han invitado al joven a firmar la supuesta acta, pero mi convencimiento es que yo, al igual que muchos ciudadanos de mi país, también he sido burlado y estafado por unas entidades que cobran primas elevadísimas, pero que conocen y practican muchos trucos para evadir sus responsabilidades, sin que nadie se conduela.

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