BAGDAD (AFP) – El cuñado del juez que preside el juicio contra el depuesto presidente iraquí Saddam Hussein fue asesinado por desconocidos en una calle de Bagdad, un claro ejemplo de que sigue en aumento la violencia que el jefe local de Al Qaida prometió intensificar. Un portavoz del ministerio del Interior iraquí, general Abdul-Karim Jalaf, afirmó que Kazem Abdel Hussein, cuñado del magistrado, fue asesinado y su hijo Karrar resultó herido el jueves por la noche en Bagdad.

Ambos regresaban de recoger unos objetos personales de su domicilio del barrio sunita de Ghazalieh en el que por medidas de seguridad habían dejado de residir desde que el juez Mohamed al Oreibi al Majid al Jalifa, un chiita, se hizo cargo del juicio contra el ex dictador iraquí hace dos semanas. Sin embargo, ningún elemento permite por el momento relacionar el asesinato, similar a tantos otros que suceden cada día en Bagdad, al juicio por genocidio contra Saddam.

El portavoz del gobierno, Alí al Dabagh, declaró a la AFP que no disponía “de ninguna información” que indicara que el juez iba a “retirarse” tras esos crímenes.  “He hablado con él y hasta donde yo sé, se mantiene en su puesto”, indicó el portavoz.

Dabagh hizo hincapié en que el “tribunal es independiente” por lo que si el juez decidiera finalmente retirarse sería por decisión propia de la instancia. El proceso contra el presidente derrocado se encuentra actualmente suspendido, hasta el 9 de octubre El asesinato del pariente del magistrado coincide con una ola de violencia que está marcando, un año más, el mes de ayuno musulmán del Ramadán en Irak.

En una grabación audio divulgada el jueves en internet, el líder de Al Qaida en Irak, Abu Hamza al Muhajer, instó a sus hombres a secuestrar a occidentales para intercambiarlos por un religioso detenido en Estados Unidos.

Asimismo pidió a los especialistas musulmanes en energía nuclear y biología que acudan a Irak para luchar contra los norteamericanos.

El líder del brazo iraquí de la red de Osama bin Laden añadió que lanzaría una “ofensiva total” contra la fuerza multinacional dirigida por Estados Unidos y los iraquíes que la apoyan.

Los grupos rebeldes intensificaron sus ataques desde el inicio del Ramadán y como resultado, decenas de personas, en su mayoría civiles, mueren cada día en el país.

El viernes el jeque Harith al Obeidi, un sunita radical, se dirigió al  gobierno dominado por chiitas durante su plegaria en una mezquita de la capital: “¿Dónde está el proyecto de reconciliación que supuestamente debe poner fin al baño de sangre? ¿Dónde está el gobierno y a qué espera?”, se preguntó.