Asesinato presidente complica transición Irak

Asesinato presidente complica transición Irak

WASHINGTON (AFP).- La muerte del presidente del Consejo de Gobierno provisorio iraquí, Ezedin Salim, asesinado este lunes en un atentado suicida en Bagdad, complica aun más la formación de un gobierno interino, que Estados Unidos pretende que entre en funciones después de la transferencia de soberanía el 30 de junio.

Calificada el lunes por Washington de «desgraciada y triste», la muerte de Ezedine Salim por la explosión de un coche-bomba en Bagdad es percibida como una advertencia de malos augurios por expertos estadounidenses cuando sólo faltan seis semanas para la transferencia de soberanía.

En reacción al atentado, la consejera de Seguridad Nacional del presidente estadounidense, Condoleezza Rice, insistió en la necesidad de «transferir la soberanía al pueblo iraquí».

«No sería sorprendente que en las próximas semanas se multipliquen los intentos de obstaculizar la transición política», agregó en Alemania, donde se encuentra de visita oficial.

Sin embargo, algunos especialistas ponen de relieve la incertidumbre que reina en torno a las modalidades de esa transferencia a los iraquíes, mientras Washington se apoya en el enviado especial de las Naciones Unidas a Irak, Lakhdar Brahimi, para ayudar a formar el equipo encargado de gobernar hasta las elecciones generales previstas para enero de 2005.

«Sabíamos antes de este atentado que el Consejo de Gobierno interino era detestado por muchos iraquíes, pero la administración Bush se ha negado hasta ahora a tener en cuenta ese dato», explica a la AFP el profesor Charles Butterworth, especialista en Medio Oriente en la Universidad de Maryland.

A este académico le parece «más razonable» posponer la fecha del 30 de junio «para tener más tiempo para garantizar que no habrá incertidumbre sobre la composición del gobierno interino y sobre su capacidad para asumir el poder».

Según Butterworth, «este atentado expresa la incapacidad de los estadounidenses de garantizar la seguridad en Irak, tanto la de la población como la de sus dirigentes».

Numerosos expertos tienen en cuenta la posibilidad de que un pequeño grupo radical se dedique a sembrar la confusión en Irak y haya decidido atacar con violencia al Consejo de Gobierno interino.

Un oficial estadounidense en Bagdad, el general Mark Kimmit, afirmó además que el atentado contra Abdel Zahra Osmane Mohammad, llamado Ezedine Salim, llevaba «la marca habitual» del jordano Abu Moussab al-Zarkaoui, miembro de Al Qaida, acusado por los norteamericanos de ser el responsable de numerosos atentados mortales en Irak desde la caída de Saddam Hussein en abril de 2003.

Los expertos de la coalición analizan asimismo una reivindicación de ese atentado difundida en Internet a nombre de un grupo desconocido hasta el momento, el Movimiento de la Resistencia Islámica/Brigadas Al-Rachid, declaró el general Kimmit.

Para la profesora Mary-Jane Deeb, de la American University en Washington, a pesar de que el atentado no refleja el sentimiento más generalizado de la opinión pública iraquí, los estadounidenses harían bien en sacar las conclusiones que se imponen.

«Este ataque es una señal para los estadounidenses para que comprendan que el gobierno interino que debe asumir sus funciones tras el 30 de junio debe ser representativo de todas las corrientes de la población».

«Si ese equipo no representa a todos, no durará mucho; en todo caso no durará por cierto hasta las elecciones» de enero de 2005, advierte la universitaria.

Bastaría, agrega, con «invitar a una mesa de negociaciones a los jefes tribales, a los dignatarios religiosos sunitas y chiíes y a algunos de los ex miembros del Partido Baas que ocuparon puestos técnicos bajo Saddam Hussein».

La cuestión, concluye la profesora, es si los estadounidenses «comprenden esto y estimularán tal negociación en las próximas semanas. No tengo esa impresión».

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