BEIRUT (AP) — Los hombres armados ingresaron sigilosamente al edificio de viviendas antes del amanecer un día a inicios de abril en el apacible suburbio de Jaramana en Damasco, fueron hasta el quinto piso y llamaron a la puerta. Cuando el comandante de la policía abrió la puerta, los hombres lo eliminaron a balazos y se fueron.

Los opositores del presidente sirio Bashar Assad parece que están recurriendo cada vez más a los asesinatos de funcionarios militares leales al régimen en una intensificación de su campaña para derrocar al gobierno autoritario.

Por lo menos 10 funcionarios de alto rango, entre ellos varios generales, han muerto acribillados en ataques selectivos en los últimos tres meses, muchos de ellos cuando salían de sus casas por la mañana para ir a trabajar.

El episodio más reciente ocurrió el martes cuando fueron asesinados un teniente coronel retirado y su hermano, un jefe de órdenes judiciales, en un establecimiento público en otro suburbio de la capital, según informó la agencia estatal. En otro lugar de Damasco, un agente de inteligencia también fue asesinado, dijeron activistas de oposición.

Esos asesinatos selectivos se han acrecentado al mismo tiempo que las fuerzas del régimen han intensificado su represión a la población civil provocando un grave revés a los rebeldes en Siria. Por el momento las tropas de Assad han destruido la estrategia de los rebeldes de tratar de capturar varias ciudades y provincias.

Su ritmo parece haberse acelerado aún con mayor agudeza desde que entró en vigencia el plan de paz auspiciado por el enviado Kofi Annan de las Naciones Unidas y la Liga Arabe el 12 de abril y de inmediato comenzó a deteriorarse.

El plan de paz tenía por objeto poner fin a 13 meses de violencia por parte de las fuerzas del gobierno para sofocar la revuelta contra Assad, durante la cual se han registrado más de 9.000 muertos, en su mayoría civiles, según información de la ONU.

La comunidad internacional continúa dividida sobre la manera de poner fin al conflicto: Estados Unidos y las naciones occidentales instan a Assad a abandonar el poder, mientras que Rusia y China han apoyado al gobierno de Damasco.

Todos, sin embargo, han dado su respaldo al plan de seis puntos propuesto por el enviado Kofi Annan que pide un alto al fuego a fin de permitir conversaciones entre las partes hacia una solución política del conflicto.

Aún no se tiene claro si los recientes asesinatos son perpetrados por elementos rebeldes de la oposición en busca de venganza o si representa una coordinada estrategia de los rebeldes para desestabilizar al régimen.

Un portavoz del Ejército de Libre Siria, un amplio frente de grupos de oposición con base en Turquía, ha negado estar detrás de los ataques, aunque dijo que las víctimas eran objetivos legítimos.

Asimismo hay un tono sectario en los asesinato. Casi todos los funcionarios asesinados provienen de minorías religiosas que han brindado su mayor apoyo a Assad ante la revuelta encabezada por musulmanes sunitas contra el régimen.