LIMA, AFP. El asesinato del hijo de un alcalde limeño a manos de sicarios el fin de semana encendió las alarmas en una sociedad peruana que, junto a las mejoras económicas, ve un sorprendente aumento de las muertes por encargo, mientras expertos y líderes políticos piden nuevas leyes contra estos crímenes.  

Carlos Burgos, de 25 años e hijo del alcalde de San Juan de Lurigancho, un populoso distrito limeño, salía de una discoteca la madrugada del domingo cuando fue acribillado por cuatro individuos que escaparon raudamente en un auto.

Mientras la policía investiga los móviles del hecho, expertos en seguridad alertan que esta modalidad de asesinato, antes recurrente en otros países por asuntos vinculados al narcotráfico, es ahora cada vez más vista en Perú para resolver todo tipo de conflictos.

En apenas siete semanas del año 2014 sicarios han cometido 13 asesinatos solamente en Lima, según un registro policial difundido este martes, el cual no contabiliza los crímenes ocurridos en ciudades norteñas como Trujillo y Chiclayo, donde grupos de pistoleros actúan desde hace tiempo.

«En Perú los sicarios encuentran un terreno fértil porque en medio del crecimiento económico hay un sistema de impunidad y corrupción en la policía y en el Poder Judicial», dijo a la AFP el abogado y exoficial de policía Gustavo Dávila Angulo, presidente de la entidad Criminólogos Asociados.

Perú, una de las estrellas del crecimiento económico en América Latina, acumula 15 años continuos de expansión de su Producto Bruto Interno (PIB) por encima del 5% y ha visto entrar un incesante flujo de inversiones extranjeras en todos los rubros en la última década.

Su buen desempeño económico permitió al país reducir la pobreza a menos de la mitad, desde un 54% en 1991 a un 25,8% en 2012, según cifras de la ONU, pero las mejoras no se ven reflejadas en un avance de las condiciones de seguridad.

Una encuesta de la firma Ipsos Perú en enero indicó que pese a las mejoras económicas en el país, el 89% de los peruanos se siente inseguro al salir de sus casas.

Eliminar competencia. «En algunos casos hay una guerra entre organizaciones por dominio de jurisdicciones. Recurren a la muerte que es la vía más rápida para eliminar competencia», opinó Dávila Angulo.

En el aumento del sicariato incide también la llegada de bandas criminales desde el extranjero, especialmente desde Venezuela, Colombia y México, según el experto.

«Se van de otros países porque ya los conocen y trabajan aquí», comentó. Este martes, la policía limeña detuvo en un suburbio de Lima a un colombiano de 19 años, presunto integrante de una banda de sicarios.

Un año atrás, un fotógrafo del diario El Comercio, Luis Choy, fue asesinado por un sicario al salir de su casa, en un caso aún sin resolver. El sicario, oriundo de Puerto Rico, confesó haber recibido 20.000 soles (unos 7.000 dólares) para cometer el crimen.