Una bandera haitiana y otra del movimiento LGBTI cubrían el ataúd del más famoso defensor de ese colectivo, Charlot Jeudy, fallecido hace dos meses y cuyo funeral se realizó este viernes en Puerto Príncipe.
Fue en este ambiente, entre retratos, flores, lágrimas y alabanzas que sus allegados, líderes de organizaciones de derechos humanos, diplomáticos internacionales y miembros de la comunidad haitiana despidieron a Jeudy, quien falleció el pasado 25 de noviembre en su residencia en circunstancias aún desconocidas.
«¡Me respetas! ‘Ti Pa’, ¿por qué te llamo y no me contestas? ¿No eres tú?”, sollozó una tía del difunto que no pudo contener sus lágrimas. Una funcionaria del Programa Ciudadano Comprometido (PCE), Colette Lespinasse, declaró sobre lo importante que era Jeudy para su organización y de cómo descubrió “la profundidad” de principios como la igualdad, la indivisibilidad de los derechos humanos y la no discriminación, gracias al activista.
“Solía decir que los derechos humanos no son un buffet en el que uno viene y toma un poco de comida y deja a los demás. O lo haces o no lo haces”, acotó Lespinasse. Para uno de sus primos, Jeudy era un hombre valiente y valeroso.
“Mi primo nos dejó sin decirnos nada”, se lamentó, añadiendo que el fallecido era querido por su familia y que no dejaría de vivir en sus corazones. Hasta el momento, los resultados de la autopsia del cuerpo de Jeudy siguen siendo desconocidos.
Antes, durante y después de la ceremonia, su ataúd se mantuvo cerrado. Entre las personalidades diplomáticas presentes en el funeral se encontraba un representante de la embajada de Estados Unidos y Canadá, así como el jefe de la Fundación para la Salud Reproductiva y la Educación Familiar (Fosref), Fritz Moise.
“Era un modelo de liderazgo y serenidad. Charlot fue un hombre de diálogo y consenso”, dijo Moise, quien también es miembro del Foro de combate contra el sida.
Asimismo, definió la muerte de Jeudy como “una gran pérdida para la comunidad LGBTI y para la lucha contra el sida en el país; un hombre que nadie podrá reemplazar».
En una nota dirigida a la comunidad LGBTI, la Oficina de Protección al Ciudadano (OPC) acogió con beneplácito la demanda de la comunidad de una investigación sobre las circunstancias de la muerte del activista.
En la misiva, OPC también exhorta a los miembros del movimiento a continuar el trabajo que Jeudy comenzó y que no pudo concluir por “su ida a destiempo».
El funeral del militante homosexual tuvo lugar dos meses después de su muerte y, según la comunidad, la partida del activista, “que ayudó a todos a aceptarse como seres humanos”, ha dejado un gran vacío en la sociedad.