Así no fue que hablamos

Así no fue que hablamos

Andamos muy mal, no obstante, creemos que andamos muy bien, creemos que los demás entienden que andar cojos, quejándose de dolores y con oler a linimentos y emplastos, es normal.

Se ejerce el derecho a mentir, se pone al mal tiempo buena cara lo que funciona cuando es algo personal, cuando de la nación se trata la situación es diferente.

Si el gobierno, el conjunto de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, tiene como misión fundamental administrar la nación, debe hacerlo para bien.

Una ojeada en cualquier dirección, en cualquier actividad, y vemos que si el gobierno mete la mano es para dañar, para empañar, para sacar ventaja de la ubre nacional, porque la idea entre los miembros de la administración es matar la vaca sobre ordeñándola.

Cada cabeza es un mundo y se trata de ver más allá de nuestras propias narices. Haga un ejercicio simple y respóndase esta pregunta: ¿qué anda bien en el país?

La respuesta no puede ser más desalentadora, veamos:

¿Anda bien la educación? Faltan  aulas, la disciplina es mala en muchos maestros y en mayor cantidad de alumnos, lo que se enseña sirve de poco cuando un muchacho sale del bachillerato, con frecuencia están dañados los alimentos que se suministran a los alumnos y entre “aquí la puse y allí la dejé” nunca nadie ha sido sancionado por esos atentados contra la salud.

¿Anda bien la lucha contra la pobreza? Sí, esa es una de las pocas acciones del gobierno donde se puede anotar un éxito, basta con saber que antes menos gente recibía tarjetas para alimentos, compra de gas y otros asuntos. Ello indica que aumenta el número de personas a quien se le subsidia la miseria para que no protesten, en un obvio éxito de la administración.

¿Y de la salud pública qué decir? ¡Excelente! el ministro es una estrella. No olvidemos que dijo que el dengue estaba controlado y después de esa declaración alegre y falta de verdad hay no sé cuántos muertos a causa de la enfermedad.

La lucha contra la corrupción es un gran éxito, veamos: los funcionarios del gobierno, los favoritos del reino son cada día más ricos. La preocupación  entre ellos es cómo y dónde ocultar los bienes que obtienen con malas artes en franca violación a las leyes y a la moral.

La nación elige jueces, legisladores y mandatarios para que lo hagan bien, pero…

Crece el número de personas que se da cuenta de que hay una cultura del engaño que practican las autoridades y entonces se dice: así no fue que hablamos.

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