Así no puede haber turismo interno

Así no puede haber turismo interno

Aprovechando la visita de unos amigos dominicanos que viven en Puerto Rico y que no conocían la fértil campiña del valle de Constanza y sus alrededores, nos instalamos en esta villa durante el fin de semana antepasado y nos hicimos el propósito de recorrer los múltiples sitios que tiene este municipio.

La carretera que se construyó desde el cruce de la autopista Duarte hasta Constanza, es una bella obra de ingeniería en donde las compañías constructoras se esmeraron para detener los numerosos derrumbes que anteriormente constituían un peligro durante el trayecto hasta Casabito, en donde se encuentra un parador y un santuario dedicado a la Virgen de la Altagracia. 

El primer lugar que visitamos, una casa en construcción ubicada al lado del río en El Arroyazo.  Desde allí pudimos apreciar las bien cuidadas instalaciones de la Fundación Progressio, que es la que está desarrollando la reserva de ébano verde.  Un proyecto que tiene como meta incrementar y preservar esta valiosa especie, la cual en el pasado fue objeto de una explotación extensiva que la puso casi al borde de la extinción.

Durante todo el trayecto se observan las magníficas naves de ambiente controlado (invernaderos), algunos pertenecientes a jardines cuyas flores, o son exportadas o vendidas en Santo Domingo o Santiago.  Asimismo, hay muchos de ellos dedicados a la siembra de vegetales, especialmente de tomates, ajíes y pepinos.  Pero lo que más nos maravilló, fueron los verdes sembradíos de repollo, lechuga, habichuelas, maíz y también los impresionantes cultivos de papas. El sábado 29 iniciamos nuestro vía crucis, cuando salimos para el salto de Aguas Blancas, sensacional caída de agua en un lugar bucólico y bien acondicionado para observar tanto la precipitación del agua como el verdor que lo engalana.  Ahora bien, la senda, si se puede llamar así al tortuoso camino de tierra, que una vez constituyó una carretera asfaltada que iba desde Constanza hasta San José de Ocoa, hoy es un rastro de piedras y lodo muy angosto y peligroso por los complejos precipicios que bordean la vereda.

 Después, nos dirigimos hacia Las Pirámides y ¡Oh sorpresa!, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha establecido una especie de peaje, con barrera y todo, en donde se cobra 50 pesos por persona; pero lo más insólito fue que cobraron 100 pesos por vehículo.  Que sepamos, el cobro de peaje  se destina al arreglo de la vía por donde se transita.  En este caso, este ministerio debería pagarle a los usuarios por el deterioro de los vehículos y los maltratos a los pasajeros por los saltos y golpes recibidos. ¿Este parapeto, no constituirá una violación a la Constitución y al libre tránsito?

  El paisaje lleno de pinares y de un silencio roto únicamente por el silbido del viento, conduce a un lugar, en donde se destaca un cartel que expresa: «Monumento a Caamaño».  Que decepcionante encontrar allí, sólo una pequeña cruz en hierro con el nombre del Héroe de Abril y antes de llegar, un letrero de la firma de Claudio Caamaño en donde se lee: «Aquí, asesinaron a Fco. Caamaño por orden del presidente Balaguer».

Si nuestro país desea el desarrollo del turismo interno y bajar los costos del transporte de los productos agropecuarios, estos caminos carreteros deben ser mejorados para evitar el deterioro de los vehículos y poder cargar más los camiones que acarrean los bienes agropecuarios, especialmente los exportables. Pero parece que la idea es otra pues el peaje del «boulevard» de Samaná sólo costará 1,638.00 pesitos.  

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