Así no, Señor Procurador

Así no, Señor Procurador

La semana pasada el Procurador General reaccionó airado contra el Senador por la Provincia Peravia y le restó calidad moral para hacerle exigencias de orden ético. Denunció que la fortuna del Senador era mal habida, que tenía un hijo preso en Estados Unidos y que durante su paso por el Instituto Agrario Dominicano hubo situaciones irregulares que merecían ser aclaradas.

Por otra parte argumentó que la Procuraduría General era la oficina más transparente del actual Gobierno. Lo primero que debemos decir es que todos los ciudadanos pagamos impuestos y esa condición da derecho a que cualquier ciudadano tenga calidad moral para exigir buen desempeño a los funcionarios. La conducta ética es parte muy importante del buen desempeño y cualquier ciudadano puede y debe exigirla.

Lo segundo que tenemos que tocar es lo que respecta a la irresponsabilidad manifiesta del Procurador, que ha sido capaz de mantener en silencio, durante el tiempo que tiene en el cargo, las violaciones a la ley que le imputa al Senador, sin haber puesto en movimiento la acción pública. El Señor Procurador debe saber que a él se le paga precisamente para que persiga, entre otros, a quienes tengan fortunas mal habidas y a quienes a su paso hayan depredado a las instituciones del Estado Dominicano. Habría que preguntarle si conoce de algún otro caso de corrupción, que actualmente lo mantenga en silencio a la espera de los vientos propicios para hacerlo público.

Entre las argumentaciones del Senador por la Provincia Peravia, señor Wilton Guerrero, está la exigencia de que se hagan públicos los nombres de los autores intelectuales de la Matanza de Paya. A la sociedad le gustaría conocer los nombres detrás de los sicarios, si no para esperar sanción de la justicia, por lo menos para retirarles el saludo o para intentar evitar que nuestros hijos intimen con sus hijos. Sin conocerlos, vaya desde aquí nuestro desprecio.

Otro punto que debemos destacar es el hecho de que el Procurador, con su denuncia contra el Senador, se coloca, y estoy seguro de que no es su deseo, del lado del narcotráfico. En el caso de la Matanza de Paya nada puede reportar mayor beneficio para el narcotráfico que el descrédito de quien valientemente ha llevado la voz cantante contra ellos: su única espina. Por último, el Señor Procurador debe permitir que sea el pueblo dominicano quien juzgue su paso por la administración pública.

Actualmente él goza de buena reputación, en el debate con el Senador su único punto en contra fue el exabrupto que provocó este artículo. El bien mayor para nuestra sociedad es que ambos dominicanos integren sus esfuerzos, con responsabilidad, a favor de la vida. Si así lo hace, estamos seguros de que el pueblo dominicano sabrá valorar su gestión al frente de la Procuraduría General de la República Dominicana, y lo hará calificando la gestión como valiente, responsable y contraria a la muerte.

Adelante Señor Procurador, los dominicanos esperamos su impronta.

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