Así, qué fácil es

Así, qué fácil es

Mi padre, Julio Gautreaux, además de excelente músico, era un Contador muy bien formado. En sus clases de Contabilidad y Cálculo Mercantil hacía hincapié en animar, entusiasmar, a los alumnos a pensar.
Lo que más le interesaba era que cada alumno se preocupara por pensar en los problemas y en la forma más idónea de enfrentarlos y resolverlos.
Evoco su memoria porque en el caso de Odebretch hay demasiadas actuaciones y decisiones cuestionables, hay soluciones que se presentan como si los demás tuviéramos un ñame en la cabeza, como decía mi inolvidable amigo Mario (Cuchito) Álvarez Dugan.
Hay que preguntarse ¿acaso pretenden el gobierno y el fiscal, que para el caso es lo mismo, que, si se paga la suma ofrecida, léase bien, ofrecida por Odebretch en una clara admisión de culpabilidad, entraremos en el limbo de borrón y cuenta nueva? ¿Es que no piensan en las consecuencias de un precedente tan funesto?
¿Acaso piensan que van a durar en el gobierno para toda la vida y que una suerte de prescripción los liberará de las penas que les corresponde cumplir, por dejar hacer, dejar pasar, o tienen tanto dinero que pagarán por su impunidad?
El acuerdo entre el fiscal y la firma brasileña mediante el cual la misma pagaría una elevada suma de dinero, por las nadie sabe cuántas diabluras que hizo, no tiene precedente, el mismo ofrece una suerte de amnistía que no ha sido decidida por ningún Tribunal de la República. Ese acuerdo es, a todas luces, otro de los mamotretos que inventan los que quieren ocultar la verdad.
¿O es que acaso se puede robar, delinquir, cometer toda suerte de atropellos a las leyes, a los procedimientos legales establecidos para licitar, para participar en un concurso público, engañar a todo el mundo con la complicidad de funcionarios corruptos y sinvergüenzas y luego, con la cara más fresca decir “yo pago por todo” y colorín colorado este cuento está acabado? ¿El pago de la suma ofrecida detendrá la acción judicial y quienes sobrevaluaron obras, quienes aceptaron sobornos quedarán libres?
La rica cereza con la que quieren adornar esto, que no es un pudín sino un bienmesabe, es el otro acuerdo, el de aceptar pagos anuales de tal o cual suma, como abono al principal.
Lo más importante, de esa malhadada decisión es ¿calcularon las autoridades si el interés compuesto sobre saldos insolutos de los 150 millones de dólares pendientes, colocados convenientemente en cuentas de alto rendimiento, cubrirán los réditos de los 20 millones que dicen que pagarán anualmente? Todo el manejo del asunto huele cada vez peor.
Señores, ya pasaron los tiempos en que se decía: todavía viene Pedro y jalla.

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