Así sí, ¡pero bueno!

Así sí, ¡pero bueno!

Bastó con que Papá y Luis movilizaran a Nagua, Azua, Mao, Santo Domingo Este y San Francisco de Macorís, para que una caterva de aves de mal agüero iniciara una campaña donde se deja caer “hay un acuerdo, se habla de conversaciones en el PRD”. Temen, como el diablo a la cruz, la movilización de las masas del PRD Mayoritario.

Ese jueguito conviene a los secuestradores del PRD, Miguel Vargas y cómplices, quienes forman parte de una pandilla que tiene como objetivo final borrar del mapa político a la única organización con historia, mística, fuerza de masas y decisión para echar por la borda la dictadura implantada por el Partido de la Liberación Dominicana.

En consecuencia, resulta cuesta arriba entender que alguna gente, salvo que sea pagada para hacerlo, abogue por un acuerdo que nunca será sincero porque nadie se ha devuelto del camino tortuoso y oscuro de la traición.

¿Quién en su sano juicio puede creer que haya un entendimiento honesto, real, cabal, sincero en el Partido Revolucionario Dominicano? ¿Sobre qué base se cimentaría ese acuerdo? ¿Quién es tan ingenuo, tan pendejo, que pueda confiar en quien impidió el triunfo de Hipólito Mejía en las elecciones del 2012?

Ojo, el PRD no está constituido por una manada de borregos que pueden ser dirigidos, arriados, manejados como si hubiera tantos narigones como militantes. El Partido Revolucionario Dominicano está constituido por millones de dominicanos que creemos que la democracia es un ejercicio constante en el cual todos tenemos cabida y derechos, deberes y esperanzas.

El Partido Revolucionario Dominicano es un conglomerado constituido por gente que piensa, que sabe que se puede engañar a todo el mundo una vez, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

¿Qué acuerdo puede haber en un Partido Revolucionario Dominicano al cual se le arrebató el poder en una combinación que unió las voluntades de maco y cacata?

¿Quién ha dicho que se trata de aceptar como buenas y validas todas las estratagemas de un grupo de pillos, rufianes, personajillos de la peor calaña, acoger todas las exigencias de quienes carecen de credenciales limpias para aspirar a dirigir a millones de perredeístas?

Ante las zalamerías de las voces pagadas que quieren revolcar al PRD entre el cieno en que se desenvuelven hay que levantar una cortina de decencia, seriedad, lealtad y decirle, de una vez por todas que sólo puede haber no un acuerdo, sino un estricto cumplimiento de los estatutos, un padrón que refleje los participantes de las votaciones internas y nacionales, autoridades idóneas que dirijan un proceso electoral interno vigilado por las Iglesias Católica y Cristianas, la sociedad civil y organizaciones democráticas, sin la presencia siniestra de Vargas y sus pandilleros.

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