Así va el béisbol
De pelota, fanáticos y prensa

<STRONG>Así va el béisbol<BR></STRONG>De pelota, fanáticos y prensa

La pelota criolla sube la adrenalina, te ciega la mente, en fin, en muchas ocasiones te despoja del raciocinio que debemos tener los seres humanos ligados al periodismo.

Todos queremos y ansiamos cuando estamos laborando para un equipo que este gane y se lleve el campeonato.

Es una satisfacción como narrador, comentarista o voz comercial ser parte de una cadena del equipo campeón. Todo eso se entiende.

A lo que no podemos llegar es a convertirnos en jueces y en fanáticos cuando subimos a la cabina de transmisión. El papel del comunicador es orientar, describir y entretener a los fanáticos.

La ética profesional de un comunicador deportivo no permite el uso de adjetivos despectivos a los atletas que sin dudas son los protagonistas del juego. Tampoco es prudente enjuiciar de manera pedante los errores de un jugador y menos olvidarse por completo que estos jugadores son profesionales en materia de béisbol, que es el caso al que nos referimos.

Cuando un fanático aguerrido escucha una critica desagradable a un jugador, se siente en el derecho de ir al estadio y vociferarle todo tipo de improperios y como se ha visto en muchas ocasiones tratar de bajar al terreno con el objetivo de agredir al jugador.

¡Hay que tener mucho cuidado con eso!

Un béisbol muy difícil

Nuestro béisbol es delicado y bien difícil para cualquier dirigente. En esta pelota los importados son una lotería.

Pueden venir con grandes números desde los Estados Unidos y cuando juegan aquí se escuchan las siguientes cosas: Le hace falta la novia, se intoxicó comiendo, padece de gripe, tiene conjuntivitis o la siempre escuchada diarrea.

Los estrategas tienen que arreglárselas con los jugadores de liga mayor y en cualquier momento deben entender estas excusas: Está llegando, viene en el helicóptero, estaba jugando gallos, hoy no podrá lanzar, tuvo que viajar a los Estados Unidos. Y por último, sácalo de roster que tiene resaca y no puede ver la pelota.

Con todo esto tienen que lidiar los pobres managers del béisbol criollo.

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