Asia gana concurso de belleza económica

Asia gana concurso de belleza económica

Desde el ébola hasta la deuda llegando hasta la deflación, el miedo acosa nuevamente a la economía global.

A una velocidad asombrosa, los temores de incumplimientos crediticios, una demanda en baja y de inestabilidad política han eclipsado la exuberancia de la caída de la tasa de desempleo en los Estados Unidos y la OPI de Alibaba que batió todos los récords. La pregunta más frecuente no es dónde obtener ganancias, sino dónde encontrar un refugio seguro para protegerse de la tormenta que se avecina. ¿Podría ser nuevamente Asia? Lamentablemente, a diferencia de lo que ocurrió durante la última recesión mundial, esta vez, esta región también se halla en una posición cada vez más peligrosa.

Esto no significa que Asia no tenga equilibrios económicos fundamentales envidiables. Aun con el empeoramiento de los datos de China, el estancamiento de “Abenomics” en Japón y los vientos en contra estructurales que desafían a los funcionarios prácticamente en todas partes, Asia puede no obstante capear la renovada turbulencia mejor que Occidente como lo hizo en 2008. Si pensamos en los destinos de inversión como participantes en concursos de belleza, Asia sigue siendo sin duda el candidato menos feo.

Sin embargo, en los últimos seis años el crecimiento en la región ha sido impulsado más por burbujas de activos que por una demanda económica genuinamente sustentable. Ya estamos viendo desaceleraciones estructurales desde Seúl hasta Jakarta. Estas presiones serán aún más pronunciadas a medida que reaparezcan los problemas de la deuda en Europa y el estímulo récord de la Reserva Federal pierda fuerza. Los diseñadores de la política asiáticos también tienen menos margen de aquí en más para sostener el crecimiento.

Reformas estructurales. “Una recuperación plena de la demanda en Occidente, suficiente para sacar a Asia de su malestar, continúa siendo una perspectiva lejana”, dice Qu Hongbin, co-responsable de investigación económica asiática en HSBC Holdings con sede en Hong Kong. “Reactivar el crecimiento en Asia, ya sea en China, Japón, India o en cualquier lugar en medio de ellos, requiere más bien grandes reformas estructurales: recortar subsidios, gastar más en infraestructura de calidad, impulsar la educación, abrirse más a la inversión directa extranjera y, quizá, lo más importante de todo, introducir una mayor competencia en los mercados locales. Son decisiones difíciles de tomar. Pero cuanto más se posterguen, más difíciles resultarán”. Indiscutiblemente, Asia se ha fortalecido de manera considerable desde la crisis de la región en 1997. Para comprobar la situación real, consulté a Callum Henderson de Standard Chartered en Singapur, de quien puede decirse que publicó la primera historia integral de ese período, “Asia Falling”. Un paralelismo entre ese momento y el momento actual preocupa a Henderson: una enorme devaluación del yen japonés que presionó los tipos de cambio en toda la región. Las diferencias son, no obstante, mucho más sorprendentes. Las monedas asiáticas en general no tienen tipos de cambio fijos; muchos gobiernos tienen grandes superávits de cuenta corriente y enormes colchones de reservas en moneda extranjera.

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