Asistencia de emergencia

Asistencia de emergencia

Santiago cuenta ya con el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1. Con la expansión de este sistema a la segunda ciudad de importancia del país, el Estado da una de sus poco frecuentes muestras de continuidad. Desde su instauración en Santo Domingo y su periferia, el 9-1-1 ha demostrado ser un ejercicio exitoso por la atención de casos de emergencia y por el fortalecimiento de la seguridad ciudadana. Miles de ciudadanos atendidos oportunamente le deben la vida a este dispositivo. Su red de cámaras ha permitido captar y dar seguimiento a casos en que ha estado comprometida la seguridad de los ciudadanos, con aportes significativos a la investigación de delitos de carácter criminal.
Ahora, la expansión a Santiago de los servicios del 9-1-1 alienta la expectativa de que continuará ensanchándose hasta cubrir todo el país. Sin embargo, esta expansión pone a prueba la capacidad del Estado para darle a este sistema el mantenimiento que requiere para que pueda funcionar oportunamente y a plena capacidad. Con el Metro de Santo Domingo hemos vivido una experiencia de marcha lenta que a veces hace pensar en que ahí se detiene la continuidad del Estado. En cierto sentido, el 9-1-1 ha sido más ágil en ponerse al servicio de los ciudadanos más allá de la capital y su entorno. Estamos ante un paso positivo en materia de asistencia ágil por la vida y la seguridad.

Atendamos esa alerta temprana

Muchas cosas han cambiado en el comportamiento de nuestro clima. El cambio climático, que impone un calentamiento global progresivo, por nuestra ubicación en el trópico nos hace muy vulnerables a mareas, lluvias, sequía, escasez de agua y otros efectos. El geólogo Osiris de León nos da una alerta temprana sobre estos fenómenos y cuestiona que lo estemos tomando tan suave, sin avanzar en prevención.
No estamos trabajando para represar el agua que se nos escapa hacia el mar, ni para ubicar en sitios seguros a nuestra gente expuestas a riadas, deslaves o invasión marina de costas bajas. Mientras suben las temperaturas, escasea el agua y es más difícil producir alimentos, las autoridades continúan como si nada estuviera pasando. Siempre será mejor prevenir que tener que remediar. Estamos advertidos.

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