Asistencia del FMI

Asistencia del FMI

El Gobierno debe buscar rápidamente la asistencia del FMI para negociar otro acuerdo Stand By. La economía dominicana esta en crisis y las variables fundamentales muestran una rápido deterioro que no parece tener fin. Los ajustes que se realizan no están acordes a lo que demandan las circunstancias ya que la presión sobre las tasas de interés, tasa de cambio y endeudamiento acelerado, responde básicamente al desajuste fiscal debido al gasto público excesivo.

No es cierto que esos desajustes sean por causas externas. Han influido en algo, pero son fundamentalmente causados por el irresponsable manejo de las finanzas públicas. Manejo que ha permitido una abierta manipulación de medios y opiniones.

Las medidas de corte monetarista para neutralizar los efectos del déficit fiscal, están llegando a extremos peligrosos y comienzan a crear expectativas negativas en los agentes económicos.

No hay indicios de que las autoridades reducirán el gasto, sino todo lo contrario, por lo que nos encaminamos a otra reforma fiscal para aumentar los ingresos. Pero es difícil que eso se digiera si previamente el Gobierno no da muestras de que esos recursos adicionales no lo malgastarán en proselitismo, dispendios y más nombramientos y nominillas.

La única forma de asegurar una fuerte pero tolerable reducción del gasto y a su vez conseguir recursos frescos con una nueva reforma tributaria, es mediante un acuerdo con el FMI que se extienda hasta finales del 2010. Este incluiría también una revisión profunda de los subsidios, que se extendieron como pólvora durante la pasada campaña.

Lamentablemente, el acuerdo con el FMI fue terminado a finales del 2007, cuando la economía aún mostraba signos de estabilidad y cierta resistencia a las crisis externas y los aumentos de precios del petróleo y los alimentos. Pero para darle rienda suelta al gasto público durante la campaña electoral, se decidió no continuar con dicho acuerdo, lo que fue favorable para el partido de Gobierno, que consiguió con éxito la reelección del Presidente.

El problema es que después de iniciar su segundo mandato, el Gobierno no da indicios de reducir el gasto y mucho menos cambiar los patrones de consumo público. Todo sigue como si nada hubiera pasado. Pero el deterioro en las cuentas externas unido al creciente déficit fiscal, hacen inmanejable la situación aunque se quiera mostrar lo contrario con promesas, falsas teorías y manipulaciones de las estadísticas económicas.

Finalmente, cualquier programa de ajuste que incluya reducción de gastos, eliminación de subsidios indiscriminados y aumento en los ingresos, debe contemplar un paquete de recursos para apoyar al sector productivo y la competitividad, incluyendo una agresiva rehabilitación de la infraestructura alrededor de los centros turísticos.

Esos recursos, y especialmente los que irían en apoyo del sector agropecuario, hay que manejarlos con mucho cuidado y evitar que sean canalizados por las instituciones tradicionales, ya que de cada peso que se invierte en el campo a través de estas instituciones, noventa centavos se lo traga la burocracia y diez centavos llegan al productor. 

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