La asistencia del presidente Danilo Medina a la concentración anual número 50 de La Batalla de la Fe, que dirige el pastor Ezequiel Molina, celebrada el primero de enero del 2014 en Estadio Olímpico Félix Sánchez, viene a subrayar de forma oportuna la notable influencia de los evangélicos.

Se trata de un evento que puede tomarse como indicador cronológico y social del notable crecimiento y el penetrante nivel de influencia que ha alcanzado la comunidad evangélica en nuestro país, como resultado de una ascendente movilidad social de la fe que tiene implicaciones en ámbitos de la política y la cultura nuestra.

Desde el primer culto intereclesial, celebrado el primero de enero de 1965 en el templo de la Iglesia de Dios Pentecostal, ubicado en la Avenida Central 183 del Ensanche Espaillat, donde el reverendo Molina ejercía su ministerio pastoral, esta actividad, después de celebrarse en varios lugares, pasa a establecerse de manera definitiva en el Estadio Olímpico Félix Sánchez a partir del año 1981.

Desde un breve espacio radial alquilado, que se pagaba a duras penas, La Batalla de la Fe hoy es un sólido grupo de comunicaciones con dos potentes emisoras de radio y espaciosas y confortables edificaciones en lugares céntricos de Santo Domingo y La Romana, para las reuniones de fieles, instalaciones de oficinas y cabinas de radiodifusión.

A partir del año 1982, con la presencia del expresidente de la República profesor Juan Bosch y otros líderes políticos, y luego en 1983 con la asistencia del doctor José Francisco Peña Gómez, la actividad ha sido tomada en cuenta por las diversas esferas sociales dominicanas. Por eso los principales partidos políticos y el gobierno suelen enviar sus respectivos representantes.

Esta visita del presidente Medina a la concentración de La Batalla de la Fe, acompañado del titular de la Oficina de Enlace del Poder Ejecutivo con la Comunidad Cristiana, obispo Elvis Medina –primer mandatario que lo hace– pone fin a la hegemonía protocolar de la Iglesia Católica, como la única instancia cristiana donde tradicionalmente nuestros presidentes se dirigían a participar de los oficios religiosos en el primer día del año.

La tradicional ruta del Palacio Nacional a la Catedral de Santo Domingo encontró este año una parada en la masiva concentración evangélica, donde el presidente Medina, en un jubiloso baño de alabanzas y exclamaciones evangélicas, saludó la multitud de fieles congregados en el estadio y recibió la oración del pastor Ezequiel Molina, quien clamó al Señor junto a todos los presentes para que la dirección divina lo asista en las desafiantes tareas que tiene por delante.

Por otro lado, esta visita presidencial viene a subrayar el gran desafió que en el orden social tiene la comunidad evangélica y sus líderes, de cara al cumplimiento de la misión que el Señor les ha encomendado en su Palabra. Hoy los evangélicos, en proporción de porcentaje numérico y nivel de influencia, somos responsables de todo lo bueno o malo que sucede en la sociedad global.

La misión de cambiar y transformar la sociedad con el mensaje del Evangelio de Jesucristo, empleando todos los recursos y oportunidades que nos ha dado el Señor en medio de esta sociedad saturada de violencia, de desigualdad, abusos contra la niñez, corrupción, delincuencia, desenfrenos y vicios múltiples que dañan la familia y la vida en general, es mayor que nunca y nos compromete igualmente a todos.