Asombro de Luis Abinader

Asombro de Luis Abinader

Ubi Rivas.

En su primera semana gobernando, que aspiro al final auspicioso, el presidente Luis Abinader ha causado asombro a su sociedad, específicamente al círculo intelectual, por la destitución de personas con notorias calidades profesionales en el ámbito cultural, y sobrados méritos y amplios curriculum en el servicio exterior.

En agosto 21 los medios publicaron una pesarosa información informando que el presidente Abinader separaba del servicio exterior a los consagrados e idóneos embajadores Juan Guiliani Cury, Elías Serulle Ramia, Víctor Grimaldi Céspedes, Daniel Guerrero y José Manuel Castillo Betances, con el mayor curriculum de todos.

Gracias que aún conserva y se espera ratifique, a Virgilio Alcántara, Fernando Pérez Memén, Aníbal de Castro y Olivo Rodríguez Huerta, embajadores de alta calificación aquí y en cualquier país.

Idéntico en el ámbito cultural, el presidente Abinader retiró en funciones a Federico Henríquez Grateraux, Dagoberto Tejeda, como si el país dispusiera de un folklorista siquiera remotamente parecido, Marivel Contreras, Félix Germán, Niní Cáffaro, María Elena Ditrén, Luis Brea Franco, graduado en artes en Florencia, Marianne Tolentino, eximia crítica arte, y José Virgilio Peña Suazo, popular director de orquesta.

En sentido opuesto, Abinader designa familiares de dirigentes perremeístas con suspicaces méritos y formación para enfrentar retos asignados, inclinando suma de poder al expresidente Hipólito Mejía en Defensa, Agricultura, consulado de Nueva York e Instituto del Tabaco, solicitando calma a la aspiración empleos. ¡Que camaján!

Los hombres y mujeres para los puestos, no los puestos para hombres y mujeres, sobre todo en áreas sensibles como el servicio exterior, que requiere una profunda profilaxis y reordenamiento del desorden corrupto actual, y el cultural, ambos muy delicados.

Afortunadamente es el comienzo, propicio para rectificar, considerar y acoplar, redituable en lo mejor para el país y el presidente Abinader, en quien confiamos, respaldando sus plausibles ejecutorias, sugiriéndole lo mejor.

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