Asombro y luz
Carmen Sasieta

<STRONG>Asombro y luz</STRONG> <BR>Carmen Sasieta

Colocada a estas horas en las nubes, viaja hacia París desde Weston, Florida (USA), para presentar una exposición singular y mágica, como las fotos que ilustran este texto.La pintora Carmen Sasieta, peruana de origen y mexicana de adopción.

Es cierto que Diego Rivera murió hace muchos años, pero su influencia muralística pervive con éxito trascendente y vital, la pintura de Carmen Sasieta, es una de las evidencias más curiosas del aserto arriba esbozado.

La artista es autodidacta, pero ha hecho cursos monográficos sobre pintura en el Museo del Prado, Madrid.  Desde 1999 ha presentado exposiciones en Estados Unidos de América, Inglaterra, Argentina, Alemania, México y Perú.

De igual modo, ha ganado premios en bienales y concursos pictóricos internacionales. Su técnica: óleo al lienzo.

Si me correspondiera destacar las razones y esencia de la pintura de Carmen Sasieta en una línea de militancia feminista, entonces procediera a citar de inmediato a Simone de Beauvoir, quien sostenía que: «La libertad jamás será algo otorgado, deberá siempre conquistarse «…

Entiendo que calificarla en esos espacios, sería como encerrarla en esa mezquindad de disfrute de un sector, cuando su obra si bien tiene el monotema de las mujeres, indígenas en particular, pretende con acierto una noción de humanidad, que va  más allá de los géneros filosofados, como ghettos insondables y oscuros…

Las mujeres de Carmen Sasieta, no han traicionado su género por venir de la manita del machote Rivera, según leyendas y testimonios adoloridos de Frida Khalo, todo lo contrario: quizás se han liberado del muralismo para pasearse de modo testimonial por el mundo y proponer otras lecturas: el silencio laboral y la nostalgia matriarcal.

Ellas no tienen rostro, tampoco es culpa de Diego, la artista quiere que esta no identidad sea un símbolo femenino para la universalidad, desde  la condición étnica de sus imágenes.

Obviamente, hay miradas y miradas, esta es la mía.

La discusión sobre lo naif en su obra, podría ser un flanco de ideas a meditar en otras ocasiones, pero en cierta manera, si la artista ha ganado bienales de este género, en Argentina en el año 2002, para más señas: en Buenos Aires en la Galería de las Naciones en el concurso  Gran Premio Henry Rousseau, entonces ella misma siente inclinación neta hacia esa forma de figuración, es una opción a la que tendría derecho, si así se define.

Sin embargo, la obra de Carmen Sasieta en cada segundo está empecinada en contradecir lo que alguna vez fuera una definición del arte que Jorge Luís Borges, lanzada como si estuviera en plena militancia vanguardista, ante la curiosidad de Don Macedonio Fernández (aquel Titán de letras y viajero imaginario, que adoraba no regresar jamás): » El arte debe ser como un espejo, que nos revela nuestra cara «…

En la ira contenida de aquella negación, las mujeres de Carmen Sasieta son ciudadanas insignes de aquella imaginaria República de Braile, ciegas se fueron a su imaginario; ciegas viven bajo la lluvia enternecida, balada gris del cielo contento; ciegas han decidido pintarse de colores para buscar en el cromatismo acentón, la luz que sus pupilas le han negado.

En el trasiego misterioso de tanta ceguera, flotan silencio y decoro, virtud del trabajo no como sometimiento, sino como liberación y búsqueda de autoconciencia…

Entonces:  ¿habrá que hacer un planeta de asilo genérico para ellas solas, sacarlas del mundo que terminarán venciendo con su ejemplo y constancia, con su cariño apenas suspirado o sugerido en la gestualidad gráfica de una ternura nunca recompensada ?… Pues no, en estás imágenes está la historia de la humanidad, estas mujeres y sus faenas a todos nos contienen, porque cuando el mundo promete estallar de verdad, lo hace a tientas, entre brumas de esperanzas sin lazarillos traicioneros, pero con un  ejército tenaz y dulce: como todas las mujeres de Carmen Sasieta… (CFE).

En síntesis

Contra definición de Jorge Luis Borges

La obra de Carmen Sasieta en cada segundo está empecinada en contradecir lo que alguna vez  fuera una definición del arte: debe ser como un espejo que nos revela nuestra cara.

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