En todo proyecto de reelección presidencial en nuestro país se registran asomos de censura a los medios de comunicación, sobre todo los que asumen un despliegue crítico a las ejecutorias del gobierno reeleccionista.

Hoy, asistimos al caso del programa El Despertador, que producían hasta el día diez de este mes por Color Visión los comunicadores Marino Zapete y Edith Febles. Color Visión es propiedad de los herederos del recordado empresario y promotor de arte y deportivo José Armando Bermúdez Pippa, el caudaloso Poppy, que preside su hijo Domingo Bermúdez Madera; pero que figura como presidente del Grupo SIN el empresario Fernando Hasbún.

Hasbún alegó la sustitución del programa El Despertador a estructuras financieras, una figura frágil e insostenible, porque si el propósito era obtener mayor ingreso por la venta del espacio, lo correcto fue, y es aún, modificar el horario, no excluir el programa.

Marino Zapete en su curso evocó al entonces aspirante presidencial Danilo Medina, que al ser vencido por el aspirante Leonel Fernández, rezongó: El poder me venció.

Un gobierno como el actual en el que las firmas de sondeo consignan hasta un 70% en la intención del sufragante en los comicios reeleccionistas venideros, resulta inverosímil temer a los criterios que se vierten cuestionándolo, en cualquier medio de comunicación, porque entonces, el pensamiento se vuelca en suspicacia en relación a los sondeos que acreditan un porcentaje tan elevado al gobernante.

El desplazamiento de El Despertar sugiere el inicio de una actitud del presidente Medina de intentar intimidar a los que producimos espacios en los medios electrónicos, postura que se diferencia de la tolerancia que para ese litoral preservó el presidente Juan Bosch.