De que hay asomos reeleccionistas los hay cuando apreciamos en los últimos días la escena del ex presidente Leonel Fernández sacado de prisa por la puerta trasera de un hotel de Nueva York para esquivar una turba que profería improperios y amenazas.

El sonado caso de presunta corrupción del titular de Obras Públicas en el gobierno del presidente Fernández, ingeniero Víctor Díaz Rúa, que sin conocerse debidamente fue archivado, pero que reposa intacto con un fardo de acusaciones y pruebas.

Un tercer caso la disposición del Procurador General de la República, doctor Francisco Domínguez Brito, de embargar varios cuantiosos bienes de la Sociedad Inmobiliaria Rolfi, S.R.L. propiedad del senador Félix Bautista (PLD-SJM), que el legislador desmiente esas propiedades suyas, entendiéndose que el Procurador es primero un jurista y segundo, en pleno uso de sus facultades psíquicas.

Otro caso que señala manipulación para armar un proyecto reeleccionista consiste en la queja del presidente de la Junta Central Electoral, doctor Roberto Rosario, por la asignación presupuestaria para el organismo que organiza los procesos electorales para el 2015 de RD$3,895 millones en un año pre-electoral y el acoso de la JCE en sus compromisos monetarios por dependencias fiscales del Estado.

El escándalo, ahora, de comprar los aviones de guerra Tucanos es otro ingrediente que involucra al ex presidente Fernández.

Todo apunta a que el presidente Danilo Medina maneja los hilos de esos casos, posiblemente afincado en los índices de popularidad que le endosan los sondeos, sobre un 90% a mitad de camino, aunque los gobiernos, como las personas, lo fundamental consiste no en cómo se maneja en los escenarios intermedios, sino al final.

Los incidentes descritos reflejan más inseguridad y temor que confianza y seguridad. La prisa suele ser plebeya.